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El mercado cuestiona la claridad de la Fed

  • 19 septiembre 2013 /

Ben Bernanke justificó la decisión del banco central de no alterar su programa de compra de bonos.

Tras su decisión de mantener hasta nuevo aviso su programa de compras de bonos por US$85.000 al mes, la Reserva Federal de Estados Unidos sembró nuevas dudas sobre hasta dónde llegarán sus políticas de estímulo.

El banco central no solo decidió seguir comprando valores respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro de EE.UU. luego de pasar los últimos meses dando indicios de que las reduciría. En una conferencia de prensa después de la reunión, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, pareció retractarse de los comentarios que ofreció en junio sobre el futuro de las compras de bonos, acentuando la incertidumbre en torno al fin del programa.

Bernanke dejó claro el miércoles que, en su opinión, la decisión tomada era la correcta en vista de que la economía de EE.UU. ha crecido menos de lo que la Fed preveía y dadas las amenazas de un nuevo enfrentamiento entre demócratas y republicanos en Washington sobre la política fiscal. En su defensa, Bernanke recalcó que nunca había dicho que la Fed reduciría sus compras en septiembre y que la decisión siempre estuvo supeditada a la salud de la economía.

De todos modos, algunos inversionistas y analistas dijeron que la decisión de la Fed constituye el ejemplo más reciente de sus problemas de comunicación, avalados por el hecho de que numerosos sondeos mostraron que los inversionistas preveían una acción del banco central este mes.

A la Fed le interesa mucho comunicar claramente sus posibles pasos a los inversionistas. Cree que informar al público sobre sus movimientos influye sobre las decisiones de gasto e inversión, lo que incrementa la efectividad de sus políticas a la hora de estimular la economía. Parte de la estrategia de la Fed, por ejemplo, es asegurar al público que las tasas de interés a corto plazo se mantendrán bajas durante varios años y que los programas de compras de bonos continuarán hasta que la economía no necesite un empujón adicional. La meta es mantener bajas las tasas de interés a largo plazo para impulsar el crecimiento.

Los acontecimientos de los últimos meses, sin embargo, demuestran los traspiés que ocurren cuando los mensajes que envía la Fed son condicionales, complicados, llenos de matices y malinterpretados por gran parte de los inversionistas.

Las expectativas del mercado de una reducción del programa de compras de bonos elevaron las tasas de interés a largo plazo en EE.UU., interrumpiendo la recuperación del sector inmobiliario y desataron una ola de ventas masivas de acciones y divisas en los mercados emergentes. Posteriormente, Bernanke aludió al alza en las tasas de interés de EE.UU. como una de las justificaciones para dejar intacto el programa de compra de bonos.

“La clave de los comentarios a futuro es que el mercado tiene que depender de lo que se le está diciendo”, dijo Scott Minerd, jefe de inversión de la firma de inversión Guggenheim Partners. “Lo que la Fed hizo ayer redujo su credibilidad en términos de dar indicios sobre el futuro”.

Al principio, los inversionistas recibieron con beneplácito la decisión de la Fed, pero su entusiasmo disminuyó el jueves.

El Promedio Industrial Dow Jones cerró la jornada con una caída de 40,39 puntos, 0,26%, para quedar en 15.636,55 unidades. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, la referencia del mercado, subieron 0,056 puntos porcentuales a 2,749%.

Algunos analistas cuestionaron la credibilidad del banco central. “Nos preocupa que cuando llegue el momento de reducir las compras, y algún día empezar a subir las tasas, la Fed no tendrá el valor de hacerlo”, dijo el economista de Deutsche Bank Joseph Lavorgna en un informe a clientes.

La Fed ha estado comprando bonos desde septiembre del año pasado, la tercera ronda del programa conocido también como relajamiento cuantitativo, para mantener las tasas de interés bajas.

Los analistas de Wall Street se pasaron el miércoles y el jueves tratando de calcular la magnitud del volumen de bonos en la cartera de la Fed una vez que culmine su programa de compras.

Se trata de un tema vital para el banco central y Wall Street porque las autoridades creen que el impacto del programa crece conforme acumula más activos, pero los riesgos también aumentan. La cifra final podría superar los US$4 billones (millones de millones), según algunos cálculos, aunque ahora la situación es menos clara.