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Corrupción, un obstáculo para llegada de la inversión

  • 09 mayo 2015 /

Casos recientes como Brasil y Chile ponen de manifiesto la gravedad del problema Países del área deben mantener la confianza de los inversores en medio de debilidad económica

Ciudad de México, México

La corrupción en América Latina, que alcanzó públicamente hace poco las más altas esferas políticas de Chile y Brasil, debe erradicarse de raíz so pena de ahuyentar a los inversores.

La región necesita una inyección de capital para volver a dinamizar su crecimiento, estiman expertos.

“Las instituciones están perdiendo su brillo, la calidad que deberían tener”, advirtió Eduardo Leite, presidente del comité ejecutivo del gabinete internacional de abogados Baker & McKenzie en Estados Unidos, durante el Foro Económico Mundial para América Latina celebrado esta semana en el caribe mexicano.

“Las buenas políticas dependen de que se tenga a los líderes correctos. Se trata de liderazgo y talento, no de instituciones. Se trata de ética y de la forma en que nos gobernamos a nosotros mismos”, añadió.

La popularidad de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, se desplomó a su mínimo histórico a raíz de un millonario negocio inmobiliario que concretó su hijo mayor, Sebastián Dávalos, ahora acusado de “uso de información privilegiada” y “tráfico de influencia”.

A esto se suman financiamientos ilegales de campañas políticas que involucran a dos de los más importantes grupos económicos del país, Penta y la minera Soquimich.

Tras rumores de una renuncia al cargo, la mandataria de Chile -considerado uno de los países menos corruptos de América Latina- presentó un paquete de medidas anticorrupción para sortear la crisis, incluida una renovación en su gabinete.

El caso Petrobras. En Brasil, la petrolera estatal Petrobras también enfrenta una crisis tras la develación de una red de corrupción que durante una década asoció a políticos, directivos y empresarios de primer nivel para desviar fondos públicos con el objetivo de financiar partidos del oficialismo y engrosar fortunas personales.

Esa maquinaria de corrupción, que implica al partido de la presidenta Dilma Rousseff, llegó a mover unos 4,000 millones de dólares, según la policía.

Con una popularidad por el piso, la mandataria brasileña batalla para dar un golpe de timón en el rumbo de la economía de su país, la primera de América Latina, que apenas creció un 0.1% en 2014 y completó su cuarto año consecutivo de magra expansión económica.