25/04/2024
11:19 PM

Bonos privados surgen como alternativa de inversión

La incertidumbre económica y la minada credibilidad del Gobierno permite a la banca competir por la captación de recursos ociosos en el sistema financiero.

    San Pedro Sula. La incertidumbre económica ha hecho que la banca comercial y los inversionistas se decanten por una alternativa para poner a trabajar los dineros ociosos: los bonos privados.

    Varias instituciones del sistema financiero han comenzado el proceso de colocación de estos títulos valores entre el público, en momentos en los que, por una parte se tiene una relativa abundancia de recursos líquidos en el sistema, y por otra, ha proliferado la oferta de bonos de parte de un Gobierno Central ávido de recursos para financiar sus múltiples compromisos.

    De acuerdo con los analistas, el rumbo económico del país todavía no se endereza. Para el caso, el Programa Monetario del Banco Central de Honduras (BCH) preveía un crecimiento económico de entre 3 y 4%; sin embargo, en la reciente revisión que se realizó a dicho programa, la previsión de crecimiento se redujo a entre 2.6 y 3.6%.

    Si a lo anterior se suman las preocupaciones que genera el ambiente preelectoral que vive el país, el efecto resultante es una maquinaria productiva que trabaja a medio vapor.

    “La actividad económica en el país está contraída, vamos a crecer menos que el año pasado producto de que no ha sido incentivada. La política monetaria que hace poco se revisó es una política contraccionista, porque no se promueve incentivar el crédito”, analiza el economista Guillermo Altamirano.

    Esta situación es, en buena medida, la responsable de los más de L84 mil millones que se encuentran despositados en el sistema financiero, de los cuales, unos 47 mil millones están disponibles como recursos líquidos para préstamos.

    Altamirano comenta que entre los potenciales compradores de estos bonos privados se encuetran los institutos de previsión, las empresas que quizá tengan un excedente de liquidez y algunas empresas exportadoras.

    En tanto, el banquero Jorge Bueso Arias concluye que “puede haber un mercado” para los bonos emitidos por los bancos privados, que compiten con los títulos gubernamentales.

    Bueso Arias explica que con estos bonos, la banca “trata de obtener los fondos a largo plazo y tratan de venderlos a quienes tengan ahorros que no necesiten utilizar en el corto plazo”.

    Desde un punto de vista financiero, la medida tiene lógica si se toma en cuenta que, en su afán por mantener controlados ciertos indicadores económicos como la inflación, el Gobierno, a través del BCH, ha procedido a retirar circulante del sistema mediante la emisión de letras del Banco Central por el aumento en la tasa de política monetaria y el incremento en el encaje legal.

    Por otra parte, si los depositantes deciden retirar sus ahorros del sistema, el dinero permanece poco tiempo en las bóvedas, lo que limita la disponibilidad de recursos para prestar.

    “Las emisiones privadas de bonos es una forma de darle más largo plazo a los recursos”, observa Federico Álvarez, expresidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

    El objetivo de los bancos, explica el exfuncionario, es convencer al inversionista que en vez de tener el dinero en el banco a corto plazo, lo invierta en un bono a largo plazo, permitiendo a la institución emisora mantener por más tiempo la disponibilidad de recursos, los que puede utilizar para financiar proyectos de largo plazo, en una operación que los financistas llaman dar profundidad al mercado.

    Menor interés,

    pero más confianza

    Existe un motivo adicional para generar interés en los bonos privados: las atractivas tasas de interés que ofrecen.

    Al hablar de tasas de interés, intervienen dos aspectos. El primero lo señala Altamirano al indicar que las tasas pasivas (las que se pagan por el dinero depositado en cuentas de ahorro y corriente), en algunos casos “están por debajo de la inflación”.

    El segundo aspecto se refiere a la competencia que genera el Gobierno, que emite bonos para financiarse por lo que ofrece atractivas tasas de interés, de entre 14 y 15%. Por otro lado, el bono que ofrece el banco privado es a una tasa comparativamente menor, de entre 5 y 6%.

    Sin embargo, las fuentes consultadas coinciden en que en esta competencia, el sector privado lleva ventaja.

    “El factor determinante es la confianza. Normalmente la tasa de interés es más alta cuando el riesgo es mayor, y la gente hoy día tiene miedo de invertir en bonos del Gobierno porque piensa que tal vez no lo va a poder pagar; la banca privada ofrece, para percepción de muchos, más seguridad. Se compite por la confianza, no por la tasa de interés”, sostiene Álvarez.

    Altamirano añade que “las tasas que ofrece el Gobierno son nominales, pero no efectivas. Puede ofrecer tasas de hasta 20%, pero ¿qué seguridad hay de que pague?”.

    El consenso es que la mayoría de los inversionistas prefieren obtener una tasa de rendimiento menor por un bono privado a la promesa de un rendimiento mayor por el bono de un Gobierno que tiene problemas para cumplir sus obligaciones.