San Pedro Sula. La creciente carga de la deuda y la reducida flexibilidad fiscal son razones suficientes para que la calificadora Standard & Poor’s (S&P) baje otra vez la calificación soberana de Honduras desde “B+” a “B” con perspectiva estable.
Según las firmas evaluadoras, la calificación “B” se encuentra en “grado especulativo” y significa que existe un mayor riesgo al invertir en la compra de bonos o deuda de quien los emite.
Mediante un comunicado, la firma estableció que entre las consecuencias inmediatas están las contingencias externas o desarrollos políticos negativos, un incremento en la deuda gubernamental externa a 27% del Producto Interno (PIB), seis puntos porcentuales más que 2011 y el aumento del gasto financiero en un 14%, el doble de 2011.
La mayor incertidumbre se deriva de las elecciones generales de noviembre próximo, lo que “limita la capacidad del Gobierno para hacer ajustes de políticas públicas”.
S&P también estima que el crecimiento del PIB per cápita será de 1% este año y “probablemente más bajo el siguiente”. Esta variable se obtiene al restar del crecimiento del PIB real (estimado para este año en 3%) el aumento de la población, que será de un 2%.
No obstante, se espera que esa incertidumbre disminuya después de los comicios y que las reservas internacionales se estabilicen en niveles cercanos a los actuales.
La agencia también confirmó las proyecciones oficiales de cerrar el presente año con un déficit del 6% del PIB, debido principalmente al aumento “observado del gasto”, al tiempo que señala el poco desarrollo del mercado accionario, advirtiendo que esto limita la capacidad del Gobierno para financiar su déficit fiscal.
En palabras sencillas, S&P confirmó la delicada situación financiera del Estado hondureño, lo que lo convierte en un pagador con riesgo de incumplir sus compromisos.
Debilitada liquidez externa
Entre otros aspectos, la firma observa una baja significativa en cuenta corriente que ha debilitado la liquidez externa.
Las estimaciones apuntan que la cuenta corriente se ubicará en 10% del PIB en 2013, en tanto, las reservas internacionales disminuirían modestamente y cubrirían 1.8 meses de pagos de la cuenta corriente al cierre de 2013. El nivel óptimo de cobertura es de tres meses de importaciones.
S&P sugiere que el nuevo gobierno tendrá que tomar acciones para contener los déficits fiscales y estabilizar la carga de la deuda gubernamental, y advierte que las calificaciones seguirán bajando si la incertidumbre política persiste durante un tiempo prolongado que tendría como consecuencias el deterioro del crecimiento económico y los niveles de inversión.
“Lo que refleja es una crisis”
Para el presidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), Roldán Duarte, tener una calificación “B” es totalmente “desfavorable” e indica un deterioro.
“Lo que refleja es la crisis fiscal que estamos viviendo, más la crisis de endeudamiento por la que estamos pasando”, indicó. El escenario que tendrá que enfrentar el Gobierno pasa por la dificultad en la colocación de bonos soberanos. “Eso implica más castigo para el país en términos de tasa de interés.
Ya se ha hablado que Honduras quiere colocar el tramo de $250 millones y tendría que pagar un poco más de 9% de tasa de interés, lo cual es realmente alto y oneroso para un país como Honduras”, puntualizó.