28/04/2024
02:25 AM

El dolor de estar desempleado en Honduras

La población joven está integrada por 3.2 millones de personas, de ellas, el 26.2% no trabaja ni estudia, según el INE.

El dolor que sienten sus pies callosos al caminar diariamente 24 kilómetros en busca de empleo, desde la colonia Cerro Verde al centro de la ciudad, es poco comparado con el dolor que siente cuando su pequeño hijo le pide de comer cada día.

Ni el sol ni la lluvia de esta temporada mermaron las esperanzas de Ana Andrade por conseguir un trabajo. La mujer (34), madre de un niño de dos años y quien está desempleada desde hace tres años, día a día sale desesperada de su casa en busca de una oportunidad laboral como cajera o en cualquier otro empleo que le dé sustento a su familia.

Hace unos años su inspiración era graduarse de la carrera de Ingeniería, carrera de la que apenas cursó siete materias, pero los problemas económicos que tuvo el país a partir de 2009 afectaron su trabajo y desde entonces engrosa la lista de 860 mil jóvenes que ni estudian ni trabajan en Honduras y que completan el 26.2% de la población. Su perspectiva ha cambiado. Ahora, en lugar de ser ingeniera, esta bachiller en Computación aspira, al menos, a tener un salario.

Entre lágrimas hace un repaso de un día habitual en su vida como desempleada: no come, camina largas horas para ahorrarse el gasto en pasaje y prefiere no recordar que en su familia, integrada por diez personas entre niños y adultos, sobreviven apenas con un salario mínimo que aporta una de sus hermanas y que debe ajustar para pagar su vivienda, alimentos y vestuario.

“Es triste vivir de la caridad, de lo que la gente de repente regala, a veces los vecinos nos prestan dinero. Es frustrante sentir que tengo la energía pero no empleo. Por favor, necesito un trabajo”, pide entre lágrimas.

Y las Ana se cuentan por millones en Centroamérica. Solo en Honduras la cifra de desempleo y subempleo es de casi dos millones de personas, muchos de ellos ubicados bajo la línea de pobreza, cuya tasa subió a 69% (5.6 millones de personas) en el último año, una de las más altas de la región.

La familia de Ana es un vivo ejemplo de que millones de hondureños sobreviven con un dólar al día (unos 20 lempiras), lo que no alcanza para cubrir la canasta básica.“Como no ajusta el dinero hemos buscado vender tortillas, por esto obtenemos 90 lempiras al día. Con eso debemos tratar de comprar comida. La verdad es que a veces se come y a veces no”, asegura mientras enjuga sus lágrimas.

Al tener que hacer malabares con el dinero para comprar alimento, evidentemente los ingresos para atender otras necesidades como salud son nulos. En una ocasión el hijo de Ana fue hospitalizado, “mi corazón se quebró en mil pedazos al ver que no tenía un centavo para el bus, la verdad es que solo Dios con el pobre”, recuerda.

Edad

La edad de Ana ha sido uno de los principales obstáculos para no encontrar empleo, a sus 34 años no todos los empleadores la consideran como candidata para emplearse. “No imaginan la frustración que siento, el hecho que tenga 34 años no quiere decir que soy ineficiente; al contrario, sería más responsable por la situación que atravieso”, reflexiona. María de los Ángeles Pozo, responsable de la oficina de colocación del Ministerio de Trabajo, afirma que es precisamente el factor edad el que afecta hasta a 40 de cada 100 personas que llegan a buscar un empleo a la institución. “El empresariado definitivamente debe abrir los ojos, especialmente en ventas piden hasta 28 años, nos cuesta bastante ubicar a las personas. En ese caso lo que hacemos es tratar de hablar con ellos para hacerles conciencia”, esgrimió.

Pero la crisis también toca al 51% de los menores de 24 años. Lorena Iveth Cruz (18) busca empleo por primera vez. La pobreza la orilló a no terminar la secundaria, ya que perdió dos años de educación. Ella es parte de los 211,779 jóvenes de entre 15 y 18 años que están sin trabajo, según las cifras del INE (Instituto Nacional de Estadísticas).

Lorena ha visitado varias empresas que la enviaron a casa con las manos vacías; “mi miedo es que si no consigo trabajo no podré seguir estudiando. Mi primo me pagó el colegio y ahora debo costeármelo sola, pues no tengo a mis padres”, contó.

En el caso de los jóvenes, el coordinador regional del Ministerio de Trabajo en San Pedro Sula, Norman Portillo, da un poco más de esperanzas, al menos de forma temporal: “Consideramos que esta temporada de fin de año, posiblemente unos 100 mil jóvenes en todo el país sean contratados en el área del comercio”.

Según el INE, la población joven se emplea principalmente en las actividades agrícolas (40.7%), comercio (20.5%) y servicios comunales y personales (18.3%).

Mientras tanto, las esperanzas de Ana y Lorena siguen intactas. “Me urge encontrar trabajo en lo que sea, si no, no estudiaré”, afirmó Lorena. Las desempleadas rogaron por ayuda a las empresas y empleadores. El número telefónico de Ana es el 9501-3391; el de Lorena, el 9575-2473.