30/04/2024
09:29 PM

Los amos de los combustibles

  • 07 julio 2015 /

Tres empresas se disputan un mercado que consume más de 41,000 millones de lempiras al año

Tegucigalpa, Honduras.

Tres transnacionales, dos de capital externo, son los actuales actores del mercado de la importación y distribución de los combustibles en Honduras.

Este sector ha registrado en los últimos años una reconfiguración, con la salida de los actores tradicionales y el fortalecimiento del conglomerado económico hondureño Grupo Terra con su división Unopetrol.

Esta empresa entra en la contienda regional tras la adquisición de los activos de Shell en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras; la compra de acciones de Texaco en Belice, Nicaragua y Costa Rica, y del grupo Colono en Costa Rica.

El grupo también tiene presencia en el mercado de Colombia, donde hizo una fuerte inversión al comprar la local Biomax.

Las transnacionales Shell y Esso salieron de Honduras y del istmo, con una nueva estrategia enfocada más en sus inversiones en el área de exploración y explotación en lugares como Rusia, China y Brasil. Shell cerró 700 estaciones en Centroamérica y fue a construir 5,000 a Brasil.

El mercado hondureño de gasolinas cuenta con 429 estaciones de servicio, de las cuales la transnacional Puma Energy maneja 188; seguido de UNO Petrol con 125 y Chevron, con su marca Texaco, con 101.

Otras 15 estaciones son manejadas por empresarios independientes que se resisten a salir del mercado.

Nuevos mercados

El rey del mercado lo es hasta ahora Puma Energy, el gigante global con presencia en 45 países, con 80 terminales y 2,000 estaciones de servicio alrededor del mundo.

En Honduras, además de las estaciones de servicio, operan 26 tiendas de conveniencia bajo la marca Súper 7.

“Nuestras operaciones en el país son dinámicas y rentables, y podemos decir que somos la única empresa de energía con alcance global, operando en mercados emergentes”, dijo a D&N Miguel Ángel Avendaño, gerente general de Puma Energy Honduras.

Avendaño refirió que su empresa ha logrado conformar la compañía petrolera más integrada de midstream y downstream en el mercado.

“Con el fin de maximizar nuestra oferta y ofrecer apoyo integral a diferentes segmentos estamos expandiendo nuestro negocio a las áreas de lubricantes, bitumen, aviación y LPG (Gas Licuado de Petróleo). Nuestro objetivo es continuar expandiendo nuestro portafolio de productos en las Américas y aprovechar las múltiples oportunidades que identificamos en nuevos mercados”, dijo.

Foto: La Prensa

UNO, bandera hondureña

El competitivo mercado de los combustibles ha visto crecer a un importante competidor de capital local, la unidad de petróleo del Grupo Terra, que incursionó en el mercado en 2008 con la adquisición de los activos de Shell en cuatro países de la región.

Esa transacción se hizo en un momento donde había crisis financiera en el mundo y Honduras vivía una crisis interna.

“Pero este es un negocio de largo plazo, no hay retornos inmediatos, se hizo una estructuración adecuada de capital y financiamiento, se contó con un equipo muy profesional de análisis financiero y operativo y en el consejo directivo se tomaron las acciones necesarias para poder estar donde estamos ahora”, dijo Fernando Ceballos, gerente de país para Honduras y El Salvador de Unopetrol.

Las apuestas financieras del grupo los llevaron a elevar su presencia en el mercado regional de cinco estaciones de servicio a 1,327 a finales del 2014.

UNO adquirió también los activos de Copena en Costa Rica, Rubis en tres países y el 63% de Biomax en Colombia, donde operan más de 700 estaciones de servicios.

En Nicaragua son los reyes del mercado ya que operan el 48% de la plaza (92 estaciones) y la mayor presencia es porque adquirieron dos cadenas, Chevron y Shell. En Costa Rica, con 21 estaciones, son terceros.

“Lo importante es que operamos en siete países, los siete con esquemas diferentes, precios regulados, precios libres, limitaciones para poner estaciones, pero operamos siempre buscando atender al cliente, qué quiere el cliente, qué busca. Tratamos que cada visita sea agradable”, dijo Ceballos.

¿Ustedes se vieron en algún momento tan posicionados en un mercado tan competitivo? Lo fuimos viendo a través de los años, pero no lo anticipábamos, cuando nosotros empezábamos no anticipábamos esas oportunidades y lo veíamos más a nivel local.

¿Qué podíamos hacer? Posteriormente vimos oportunidades en El Salvador y Guatemala, por la cercanía, las fronteras, pero se fueron presentando las oportunidades y el mercado cambió en término de tres años.

En tres años se dieron una cantidad de oportunidades de negociaciones de compraventa no solo en Centroamérica sino también en el Caribe, en Suramérica, impresionante. Se fue Shell, se fue la Esso y Chevron vendió en tres países, o sea que así fue”.

Decrecen

La reconformación del mercado sacó del panorama a los llamados pequeños o independientes. Uno de ellos es Juan Ferrera, quien pasó de tener tres estaciones distribuidoras de combustible hace una década, a una.

Ferrera considera que actualmente una cuarta parte de los que estaban en el mercado hace unas décadas atrás son los que se mantienen en el mismo.

A ellos les pasó, según refiere, lo mismo que les pasó a los pequeños farmacéuticos, que fueron sacados del mercado por grandes cadenas extranjeras que llegaron a instalarse al país.

“Los que estaban en mi condición hemos reducido muchísimo porque ahora son las compañías las que importan, distribuyen y transportan, las que hacen la distribución al detalle y son muy pocos gasolineros los que hemos quedado en lo que podríamos llamarnos independientes”.

Es decir que las grandes transnacionales monopolizaron el mercado y asfixiaron a quienes no eran parte de la cadena.

El mercado lo manejan “tres grandes eslabones, donde tienen ventajas comparativas para poder hacer la importación y directamente llegar al consumidor”. Reconoció que el juego del libre mercado dejó fuera del negocio a muchos hondureños.

“La economía de mercado determina al final quiénes se quedan en el mercado y aquí se quedaron tres compañías que vienen a ser fundamentalmente las que importan, y eso es igual a un aspecto oligopólico porque son tres los que participan y eso le ha quedado al país como herencia que al final de tantas vueltas terminamos aceptando que como país somos insignificantes en un mundo global y muy particularmente en el de la compra de carburantes”.

Ferrera -para mantenerse en el negocio- compra el combustible a una de las compañías importadoras.

¿De dónde viene el combustible?

Todo el combustible que se comercializa y consume en Honduras viene del golfo de Louisiana, en la costa este de los Estados Unidos, y entra al país vía Puerto Cortés, en el océano Atlántico, y puerto Henecán, en el Pacífico.

Hasta 2005, se hicieron importaciones desde Venezuela, los que se descontinuaron por los problemas políticos en ambos países y que en el caso de Honduras desembocaron en una crisis en 2009.

Las importaciones de diésel representan a nivel nacional un 33%, seguido del bunker, con un 25%, la gasolina superior, con un 20%; la gasolina regular con el 15%, y el 7% restante en Ad Jet y queroseno.

Las importaciones nacionales sumaron 1,116.5 millones de dólares en 2009, y subieron a 1,517.4 en 2010; 2,155.5 en 2011 y 2,284.0 en 2012.

En 2013 el país registró importaciones de estos productos por un monto de 2,305.9 millones y de 2,120.3 en 2014.

En el primer semestre de 2015, las compras de estos productos suman 352.9 millones de dólares.

Los actores del mercado lo califican como estable. Los volúmenes de venta se mantienen, marcados por la costumbre del hondureño de comprar el combustible por cantidad de dinero y no por galones.

“Dependiendo del precio eso representa un número variable de galones para arriba o para abajo, si el precio baja se compran más galones; si sube, menos”, dijo Ceballos.