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La genio dentro de la botella de ron Zacapa

  • 01 septiembre 2015 /

Lorena Vásquez estuvo en Tegucigalpa viviendo la experiencia de Zacapa Room

Tegucigalpa, Honduras.

Su nombre es Lorena Vásquez Ampié y nació en Nicaragua. Es profesional de la Química y la Tecnología de Alimentos y Administración de Negocios.

Reside en Guatemala desde hace varios años, adonde llegó del brazo de su esposo, un ciudadano de ese país. Es una mujer de baja estatura y una amplia sonrisa.

Una apasionada de su trabajo como master blender en la fábrica de ron Zacapa, que es parte del conglomerado de la Industria Licorera de Guatemala (ILG).

A ella se le conoce como la “Mamá del ron Zacapa”, una de las 100 marcas de rones añejos más lujosas del mundo.

“Sí, yo soy la Mamá del ron Zacapa”, dice con orgullo. “Soy la creadora de Zacapa, de Zacapa 23, Zacapa X/O con 25 años y otros rones que se venden solamente en Europa”.

Vásquez Ampié llegó a Zacapa para trabajar en el departamento de Control de Calidad.

En ese momento no tenía ni idea de que su carrera dentro de la empresa la llevaría a ser una de las dos mujeres en el mundo encargadas de una tarea hasta entonces exclusiva de hombres: gerenciar el proceso de elaboración de un ron.

“Cuando yo comencé a trabajar nunca me puse a pensar voy a trabajar con rones (...) No, a mí me interesaba el trabajo porque estaba involucrada la parte sensorial”, un aspecto que ahora ella valora como primordial en su trabajo.

Pero, recuerda que no fue un proceso fácil “porque había maestros roneros anteriores que eran personas mayores, que tenían muchos años de estar trabajando, y cuando me vieron a mí, mujer, que aparentaba menos años de los que tenía, dijeron ‘¿y esa niñita qué nos va a venir a enseñar?’.

Yo llegué a hacer el trabajo de control de calidad y después salté a la mezcla de los rones”.

Y fue de esta manera que inició su ascendente carrera dentro de la empresa y su carrera al título de master blender, el que comparte con otra mujer en Jamaica: la master blender de Appleton.

Dice que no se conocen. Creo que sabemos la una de la otra, aunque nunca nos hemos encontrado.

¿Desde cuándo realiza esta labor?

El 17 de septiembre ya voy a tener 31 años de estar con el ron. Ya es más de la mitad de mi vida de estar con el ron, dijo a D&N en una reciente visita a Tegucigalpa para participar en el primer Zacapa Room de la región centroamericana, un evento en el que se dio a conocer la nueva imagen del ron y las bondades del mismo.

Recuerda que su sueño fue siempre el trabajar en algo que tuviera que ver con la parte sensorial, porque a mí me encanta todo lo que son aromas y sabores.

Entró a trabajar como responsable de control de calidad y desde allí empezó a incursionar en la parte de la mezcla de los rones.

Llegó a Zacapa en 1984 para trabajar en el departamento de Control de Calidad de la destilería y, en pocos años, revolucionó el mundo del ron.

Llegó a Zacapa en 1984 para trabajar en el departamento de Control de Calidad de la destilería y, en pocos años, revolucionó el mundo del ron.

¿Cómo se hace un ron?

Dijo que es un proceso largo, un trabajo de todos los días que inicia con la fermentación de la miel virgen de la caña de azúcar.

A partir de ello, agregó, “nos convertimos en los guardianes del ron”, ya que permanentemente deben estar vigilantes de la evolución del proceso, que incluye probar los diferentes rones para ver cómo van la mezclas y definir qué rones son lo que vamos a ir mezclando y también para definir la mezcla final del ron.

Cuando ya tenemos el ron, lo destilamos y lo trasladamos a Quetzaltenango, que está en la región montañosa, a 2,300 metros sobre el nivel del mar, y allí realizamos el añejamiento.

Explicó que en el caso de Zacapa 23 utilizan cuatro tipos diferentes de barrica: de roble blando americano en las que antes se añejaron vinos de Jerez y Pedro Jiménez y whiskys americanos.

“Cada vez que vamos pasando de una a otra barrica tenemos que estar evaluando cada una de las barricas, los aromas, el sabor, y esa es parte del trabajo nuestro”.

Para ella, todo esto es un proceso vivo porque yo coloco el ron dentro de la barrica y hasta que pasan los años yo sé cómo ese ron evolucionó o no dentro de esa barrica.

Es un proceso de muchos años. Hay mezclas que van de seis a 23 años, entonces tengo que esperar, para los más viejos, 23 años.

¿Usted prueba su competencia?

Sí, claro. Eso es parte de lo que tenemos que hacer, estar evaluando los diferentes productos que tenemos en el mercado, conocer sus estilos.

Yo siento que el mundo de los rones es como el mundo de las comidas, como los chefs. Cada chef tiene su propio estilo, igualmente en el mundo del ron, cada maestro ronero, cada master blender posee su propio estilo y las diferentes influencias.

Vásquez Ampié manifestó que uno de los momentos más emocionantes es ver a una persona degustar un ron Zacapa.

“Es una sensación bonita porque digo, ¡ay qué bueno!, allí está mi trabajo, lo valorizan, lo aprecian y les gusta. Porque siempre para mí, cuando yo estoy creando un ron o algo, siempre pienso en el consumidor y buscando que al consumidor le guste”.

¿Cuál ha sido la fórmula de su éxito?

Hay que tener el conocimiento técnico, hay que conocer de química. Lo otro es tener la habilidad sensorial, la facilidad para percibir aromas y sabores, y tercero, tener pasión, que te guste lo que estés haciendo.

Esa es la llave del éxito. Que a uno le guste lo que hace, porque cuando a uno le gusta lo que hace, al final se vuelve tu estilo de vida y ya no lo ves como un trabajo, sino como tu forma de vivir, y es parte de uno mismo.

Pero en su carrera, reitera, es muy importante tener la facilidad para percibir los aromas y sabores, y cultivarla.

“Uno tiene que almacenar en su memoria olfativa los aromas y para ello no hay escuela. Lo que se debe tener es el conocimiento químico y después ir aprendiendo en el camino.

Por ejemplo, en el mundo del café hay que aprender a identificar las diferentes regiones, las variedades del café, la altura en que se cultivó, y cada uno va a tener como sus peculiaridades; eso hay que tenerlo en la memoria olfativa.

Igual con los catadores de vino, aunque los catadores se dedican a la parte final, a evaluar, no al proceso. En mi caso me toca ver el proceso y también catar al final.