El “III diagnóstico de las finanzas públicas hondureñas en 2014 y perspectivas para 2015” destaca que la carga de la reducción del déficit fiscal estuvo basada en el aumento de los impuestos indirectos, mientras que al mismo tiempo se ampliaron exoneraciones y privilegios a grupos económicamente fuertes.
A la vez se redujo la prestación de servicios públicos esenciales en educación y salud, así como los subsidios a sectores de bajos ingresos, señaló el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi).
El director del Icefi, Hugo Noé Pino, reconoció en el informe la importancia de la reducción del déficit fiscal de 7.9% del PIB en 2013 a 4.4% en 2014. Sin embargo, cuestionó la forma como se alcanzó dicha reducción.
Del aumento de alrededor L11,000 millones en impuestos en 2014, dos terceras partes provino de los impuestos indirectos que gravan el consumo, lo que representó un incremento de los ingresos en 1.6%% del PIB.
En contraste, los impuestos directos, que gravan el ingreso y la riqueza, redujeron su participación en los ingresos tributarios de 32.5% en 2013 a 29.9% en 2014.
Buenas y malas señales
En lo que se refiere al gasto público, hay mejores controles presupuestarios al impedir los gastos sin asignación presupuestaria que en el pasado fueron fuente de mayores desequilibrios fiscales.
El gasto público en 2014 estuvo caracterizado por la reducción del peso de sueldos y salarios en el gasto total, fuerte aumento del pago de intereses, la reducción de transferencias corrientes, caída de la inversión pública y el fuerte aumento de las transferencias de capital.
El Icefi vuelve a destacar que continúa la reducción del nivel de la inversión pública y afectará las posibilidades futuras de crecimiento económico.
En efecto, el nivel de inversión pública en 2014 se redujo a 2.1% del PIB con respecto al 2.5% del año anterior y alcanzará un reducido 0.9% del PIB en 2015.
“Las inversiones a realizar por las alianzas público-privadas, además de la poca opacidad manifiesta de sus contratos, no compensa la significativa caída de la inversión pública”.
Por otra parte, las transferencias de capital muestran un aumento considerable en los programas presidenciales de Vida Mejor, que junto con otros programas llegan a más de L8,000 millones, cercanos al 2% del PIB.
Mientras tanto, los presupuestos de salud y educación permanecen prácticamente congelados para 2014 y 2015, mostrando similares niveles a los observados en 2013.
Esto muestra que la integralidad de la política social se ha ido perdiendo, favoreciendo los programas de asistencia social con fuerte contenido político.
El peso de la deuda
La deuda pública continúa limitando las posibilidades de una política fiscal más activa y ha alcanzado el 45% del PIB, lo cual constituye un riesgo.
De hecho, los recursos utilizados en 2014 y 2015 para servicio de la deuda alcanzan veinticinco mil millones de lempiras para el primer año y cerca de L30,000 millones (6.8% del PIB) en el segundo.
Este monto representa cerca del 45% del total de ingresos tributarios esperados para 2015, y más de dos veces el monto de recurso asignados al sector salud.
En conclusión, el Icefi advirtió que el programa de ajuste fiscal contiene luces y sombras, pues si bien se ha logrado contener el deterioro de las cuentas fiscales, esto ha sido a costa del bienestar de la población.
En ese sentido, el Icefi reiteró su propuesta por un pacto fiscal para construir acuerdos políticos que fortalezcan la administración tributaria.
“Hay que conseguir una mayor vinculación del gasto público con la planificación y el cumplimiento de metas de desarrollo y de crecimiento económico, observando criterios de progresividad y equidad”, apuntó Pino.
El Estado debe asumir una agenda concreta y creíble para mejorar la evaluación de impacto de las políticas públicas, ampliar la transparencia y mejorar la rendición de cuentas a la ciudadanía hondureña.