San Pedro Sula, Honduras.
Carlo García comenzó a beber café cuando tenía 33 años, ahora, con 38, se considera un adicto a esta bebida.
García consume un promedio de 2 tazas al día. “Siempre con leche”, expresa. Una vez a la semana, por lo menos, visita con su padre Casimiro García la cafetería Koffe House, que se encuentra en el sector donde ellos residen.
García, de 82 años, es un ferviente bebedor de café, consume un promedio de “unas cuatro tazas al día”. él confiesa que es el responsable de que su hijo se haya vuelto adicto.
“La persona que prueba el café una vez lo vuelve a hacer, y después se convierte en una necesidad”, advierte Carlo García.
Consumidores como ellos, tanto noveles como expertos, son el detonante para que decenas de cafeterías abran operaciones en diferentes puntos de San Pedro Sula, Tegucigalpa y otras ciudades.
Koffe House, a donde asisten los García, es un establecimiento que inició operaciones en el noroeste en el último trimestre de 2014. En 2016 “tiene una clientela en crecimiento”, según Victoria Linarte, administradora del negocio.
Carlo García comenzó a beber café cuando tenía 33 años, ahora, con 38, se considera un adicto a esta bebida.
García consume un promedio de 2 tazas al día. “Siempre con leche”, expresa. Una vez a la semana, por lo menos, visita con su padre Casimiro García la cafetería Koffe House, que se encuentra en el sector donde ellos residen.
García, de 82 años, es un ferviente bebedor de café, consume un promedio de “unas cuatro tazas al día”. él confiesa que es el responsable de que su hijo se haya vuelto adicto.
“La persona que prueba el café una vez lo vuelve a hacer, y después se convierte en una necesidad”, advierte Carlo García.
Consumidores como ellos, tanto noveles como expertos, son el detonante para que decenas de cafeterías abran operaciones en diferentes puntos de San Pedro Sula, Tegucigalpa y otras ciudades.
Koffe House, a donde asisten los García, es un establecimiento que inició operaciones en el noroeste en el último trimestre de 2014. En 2016 “tiene una clientela en crecimiento”, según Victoria Linarte, administradora del negocio.
Linarte, originaria de Nicaragua, recuerda que su hermana decidió abrir Koffe House “después de que hiciera un viaje a Copán”.
Linarte estudia Ingeniería Civil y al mismo tiempo es una barista, una experta en preparar las bebidas (frías y calientes) de café de diferentes regiones del país.
Espresso Americano, una franquicia originaria de Estados Unidos que luego se hizo hondureña, inició el mercado de las cafeterías al abrir el primer establecimiento en Tegucigalpa en 1994.
Después de 22 años, las franquicias de comida rápida incluyen el café en su menús. Empresas de emprendedores nacionales se han convertido en cadenas.
Sigua Coffee, una empresa que surgió en Siguatepeque en 2013, cuenta con cinco cafeterías que son altamente concurridas.
“Se están multiplicando porque hay bastante gente que consume café”, afirma Jessica Mejía, quien se convirtió en barista de ese negocio. Antes, laboraba en una funeraria.
Los negocios ganan terreno porque, además, ofrecen wifi y un ambiente acogedor.
