San Pedro Sula, Honduras.
Diferentes historias de emprendedores se combinaron en el primer fin de semana que se realiza el Anmpih Community Market en la capital industrial.
Ocho microempresarios socios de la Asociación Nacional de la Mediana y Pequeña Industria de Honduras (Anmpih) aceptaron el reto y por dos días compartieron a los clientes del restaurante Pan de Pueblo sus artesanías, conservas, joyerías, manualidades, reciclaje y una amplia gama de productos.
“Comenzamos una alianza estratégica con Pan de Pueblo para traer todos los fines de semana, durante seis meses, a nuestros productores y que ellos puedan exhibir su mercancías. Es importante que la gran empresa implemente conceptos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) para apoyar a estos pequeños emprendedores”, dice Esperanza Escobar, secretaria nacional de la Anmpih.
Visionarios
Hace unos años, María Lizette Suazo hizo por petición de su hija un cojín decorativo para regalar a su novio. La reacción de sus compañeras de trabajo al ver la creación las motivó a querer uno para ellas y así empezó un pequeño negocio llamado “Caricias de Bebés” que personaliza almohadas, llaveros, carteras, entre otros.
Un talento escondido tenía Zulema Barahona, que limitada por su edad para encontrar empleo decidió navegar en Internet y aprender un oficio que ahora se encamina a convertirse en “El quiosco de Zu”.
Barahona hace del reciclaje un arte con sus manualidades de floreros, cajas decorativas y servilleteros.
“Trabajo con pedazos de periódicos, cucharas, cartones de huevos y botellas. Lleva tiempo, pero los resultados son maravillosos”, cuenta orgullosa la empresaria.
Similar es la historia de Manuela Velásquez, madre de cuatro hijos, que comenzó recientemente su negocio de bisutería y accesorios “Dainty”. Este proyecto mezcla una pasión que gracias al apoyo de la Anmpih se ha convertido en su fuente de ingresos.
La estudiante de mercadotecnia Lesly Martínez lleva diez años mejorando su concepto de servicios de decoración “Flora Jolie Designs”, una iniciativa donde se desafía los límites de la creatividad y la imaginación.
“Me encargo de diseñar todo lo necesario en decoración, disfraces, fiestas y regalos” expresa Martínez.
Patricia Nassar de Corra comenzó junto con su esposo hace unos meses “Sabores del Mediterráneo”, una empresa especializada en preparación de alimentos tipo gurmé.
Berenjenas, chiles, hongos, pesto (alimento puramente natural de albahaca) y marmahon son algunos productos que ofrecen y que esperan comercializar pronto en los supermercados.
Diferentes historias de emprendedores se combinaron en el primer fin de semana que se realiza el Anmpih Community Market en la capital industrial.
Ocho microempresarios socios de la Asociación Nacional de la Mediana y Pequeña Industria de Honduras (Anmpih) aceptaron el reto y por dos días compartieron a los clientes del restaurante Pan de Pueblo sus artesanías, conservas, joyerías, manualidades, reciclaje y una amplia gama de productos.
“Comenzamos una alianza estratégica con Pan de Pueblo para traer todos los fines de semana, durante seis meses, a nuestros productores y que ellos puedan exhibir su mercancías. Es importante que la gran empresa implemente conceptos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) para apoyar a estos pequeños emprendedores”, dice Esperanza Escobar, secretaria nacional de la Anmpih.
 Patricia Nassar inició un proyecto que mezcla su pasión por la cocina.
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Hace unos años, María Lizette Suazo hizo por petición de su hija un cojín decorativo para regalar a su novio. La reacción de sus compañeras de trabajo al ver la creación las motivó a querer uno para ellas y así empezó un pequeño negocio llamado “Caricias de Bebés” que personaliza almohadas, llaveros, carteras, entre otros.
Un talento escondido tenía Zulema Barahona, que limitada por su edad para encontrar empleo decidió navegar en Internet y aprender un oficio que ahora se encamina a convertirse en “El quiosco de Zu”.
Barahona hace del reciclaje un arte con sus manualidades de floreros, cajas decorativas y servilleteros.
“Trabajo con pedazos de periódicos, cucharas, cartones de huevos y botellas. Lleva tiempo, pero los resultados son maravillosos”, cuenta orgullosa la empresaria.
Similar es la historia de Manuela Velásquez, madre de cuatro hijos, que comenzó recientemente su negocio de bisutería y accesorios “Dainty”. Este proyecto mezcla una pasión que gracias al apoyo de la Anmpih se ha convertido en su fuente de ingresos.
 Rocío Membreño, instructora de los cursos Topacios, muestra unos collares.
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“Me encargo de diseñar todo lo necesario en decoración, disfraces, fiestas y regalos” expresa Martínez.
Patricia Nassar de Corra comenzó junto con su esposo hace unos meses “Sabores del Mediterráneo”, una empresa especializada en preparación de alimentos tipo gurmé.
Berenjenas, chiles, hongos, pesto (alimento puramente natural de albahaca) y marmahon son algunos productos que ofrecen y que esperan comercializar pronto en los supermercados.
 María Lizette Suazo da los últimos toques a un cojín.
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 Zulema Barahona aprendió hace menos de un año a trabajar con materiales reciclados.
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