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El café me dio el mayor logro: unificar a mi familia

  • 22 julio 2018 /

El ganador de la Taza de Excelencia 2018 cuenta la historia atrás de su éxito y no todo es color de rosa.

San Pedro Sula, Honduras

Servicial, alegre, humilde, amable, divertido, atento, trabajador, aventurero, son algunas de las virtudes que caracterizan a don Fabio Caballero, ganador del primer lugar de la Taza de Excelencia 2018, un premio que reconoce el amor y la pasión por el café que lo distinguen. Su historia es una victoria sobre las dificultades y pruebas que la vida y Dios pusieron en su camino.

Fabio Antonio Caballero Matínez (de 74 años), originario del Olanchito, Yoro, llegó a Marcala, La Paz, en 1969 para cubrir las vacaciones del hermano del presidente de la república Oswaldo López Arellano en el Banco de Fomento.
La tranquilidad, la amabilidad de las personas y la diversidad de comidas conquistaron tanto el corazón de don Fabio que decidió quedarse a vivir en la zona.

Sus inicios como productor de café comenzaron en 1970 luego de casarse con Sandra Isabel García Argueta, quien provenía de una familia de tradición cafetalera; su abuelo Felipe García fue uno de los primeros exportadores de café de Honduras desde 1905. Por lo que fue ella quien despertó la pasión por el café e inspiró a don Fabio a comprar sus primeras dos manzanas de tierra en la montaña de Mogola.

“Poco a poco fuimos comprando parcelas a mi suegro con los ingresos que obtenía del banco y fue hasta 1978 que empezamos a producir suficiente café para dedicarnos totalmente a ello”, explicó don Fabio mientras se servía una taza de té de pulpa de café en su finca.

Foto: La Prensa

Don Fabio sirviéndose una taza de té de pulpa de café. Un mural dedicado a él en Australia.
Malos tiempos

Para la familia Caballero Aguilar no todo fue alegría. “Mi gran error fue servir de aval a una persona que tenía una bolsa de valores en Guatemala, la cual fracasó y tuve que pagar la deuda”.

Desde el año 2000 hasta 2005, la familia abonó todos sus ingresos al banco.

“Pagué cinco veces el préstamo de un dinero que no toqué...la presión era tanta que me decían que vendiera todo para pagarles. De 3,500 quintales que producía terminé con menos de 200 al año” relató.

Esperanza

La participación en el primer evento de la Taza de Excelencia en 2004 abrió las puertas a los productores hondureños para demostrar al mundo que Honduras produce café de calidad.

Ventas de café dejan $640 millones
En el primer semestre del año, la venta de café dejó ingresos por $640.3 millones, que representan el 43.1% de los bienes de exportación para el país, según el Banco Central de Honduras. Datos del Instituto Hondureño del Café, Ihcafé, muestran que en 2017-2018 el país ha dejado de exportar 150,000 sacos de 46 kg menos que en el ciclo 2016-2017 y el precio bajó $20 en ese mismo tiempo.
Para don Fabio no fue distinto

“Fue el pinchazo que Dios me dio para decirme a que continuara trabajando con el café y me permitió exportar a tres grandes clientes en Estados Unidos”.

“Lo que nos ayudó a salir de la crisis fue la unidad de mi familia y por eso pudimos levantar cabeza y salir adelante”.
“Mi mayor triunfo ha sido unificar a mi familia. A mí, a mi esposa, mis hijos y mis nietos nos apasiona el café”.

Hace 13 años don Fabio fundó un kínder en Corral de Piedra, una de las comunidades más necesitadas de Marcala, a la cual apoya con los útiles escolares de los niños, gestionando apoyo de las autoridades de Educación para la mejora de las instalaciones del centro de educación básica Isabel García de Aguilar.

Para don Fabio ganar la Taza es un premio para todos los productores de la zona, ya que se les abrirán nuevas oportunidades; pero lamenta la situación de algunos porque están endeudados con los bancos y no pueden continuar produciendo.

Su secreto

Proteger la tierra y cuidar el grano desde su corte es lo que garantiza la calidad del café.

En el futuro espera continuar produciendo con su familia café de calidad, visitar a sus clientes en Estados Unidos y Australia, poder seguir contribuyendo a la comunidad de Marcala a través de obras sociales como el kínder en Corral de Piedra.