Una especie de “guerra comercial” denuncia el sector palmero hondureño ante la competencia que plantean productos sucedáneos al aceite de palma africana que producen.
La situación se traduce en pérdidas económicas por la caída de la demanda y, por extensión, del precio del aceite en el mercado internacional de este producto.
“Hay una guerra comercial bien estructurada (…) de la competencia, como la soya, el maíz, el girasol; aceites que se han visto afectados por las medidas de salud que ha tomado el gobierno (de EUA) que ha prohibido las grasas trans”, comentó Héctor Castro, dirigente del sector palmero hondureño.
770
Dólares
Era el precio máximo de la tonelada de palma a comienzos de 2017.
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Castro estima que la producción de aceite de palma crecerá esta año entre un 37 y un 40%.
El dirigente palmero agrega que hay también un aspecto ambiental en ‘guerra’ contra la palma aceitera, cuya competencia asegura que la producción de aceite de palma supone una enorme cantidad de desforestación, extremo que, asegura, corresponde a ciertos productores asiáticos como Indonesia y Malasia, países que representan el 82% de la producción mundial de aceite de palma.
“El aceite de palma latinoamericano tiene una mínima huella de desforestación ; es de los mejores aceites para freír o cocinar porque resiste las altas temperaturas (y) tiene un gran valor nutricional