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Phelps y su lado más oscuro: drogas, alcohol, cárcel y su paso por una clínica de recuperación

  • 11 agosto 2016 /

El nadador escapó de sus problemas con el alcohol y las drogas, decidió volver a competir.

Río de Janeiro, Brasil.

'Los cambios personales y familiares han aclarado mi mente en la piscina'. A finales del 2014, la vida de Michael Phelps había caído en un pozo del que parecía difícil escapar. La leyenda de los Juegos Olímpicos era noticia por sus escándalos más que por sus medallas. El ocaso parecía adueñarse de la escena.

El alcohol y las drogas amenazaban con ponerle punto final al máximo ganador de medallas olímpicas. Pero la luz volvió a aparecer el último 5 de mayo, con la idea de verlo resurgir como el ave fenix. Boomer Robert Phelps, su primer hijo, llegaba al mundo.

'Quiero representar a Estados Unidos de la mejor manera posible y lograr que mi familia se sienta orgullosa de mí. Esta vez se trata de mucho más que medallas', afirmaba el nadador de 31 años al conocer que llevaría la bandera de su país en el desfile inaugural.

Su hijo representaba la resolución de una crisis existencial que se desató a finales del 2014, cuando terminó en una clínica de desintoxicación durante seis semanas por haber sido detenido conducido borracho. Antes ya había tenido problemas con el alcohol y lo habían fotografiado fumando marihuana.

Foto: La Prensa

La foto de Phelps que dio vuelta al mundo.
La terapia generó el reencuentro con su padre Fred, con quien estaba peleado desde el 2008. Las medallas, el éxito y los flashes habían conseguido encerrarlo en la debacle, pero el Tiburón de Baltimore comenzaba a dar vuelta la página.

Meses después de culminar ese proceso, Phelps anunció el casamiento con la modelo Nicole Michele Johnson, la madre de su hijo. El foco, ahora, era retornar a los primeros planos para subirse nuevamente al podio en Río de Janeiro 2016.

Foto: La Prensa

Phelps ahora está casado y tiene una hija.
La conformación de una familia consiguió que el deportista más ganador vuelva a tener una motivación extra, saboreando las mieles del éxito desde otro costado. 'Ahora disfruto más de cada cosa. Gracias a la gente que ha estado a mi lado, estos últimos dos años han sido los más grandes de mi vida. Por muchas razones', reconoció el hombre que en los últimos 24 meses transitó por todos las etapas posibles.

El nadador volvió revitalizado para su quinto Juego Olímpico: se lanzó tres veces a la pileta hasta acá en Río 2016 y en todas salió bañado en oro. Nada le importó más que salir corriendo a la tribuna para besar a su madre, su esposa y, en especial, al pequeño Boomer, que con tres meses de vida estaba apostado en la platea esperando para abrazar a su padre.

Sin conformarse con sus 25 medallas –21 doradas–, tendrá por delante dos competencias más para seguir escribiendo páginas doradas en el deporte al mismo tiempo que ahora también lo hace en su vida personal.