'Los cambios personales y familiares han aclarado mi mente en la piscina'. A finales del 2014, la vida de Michael Phelps había caído en un pozo del que parecía difícil escapar. La leyenda de los Juegos Olímpicos era noticia por sus escándalos más que por sus medallas. El ocaso parecía adueñarse de la escena.
El alcohol y las drogas amenazaban con ponerle punto final al máximo ganador de medallas olímpicas. Pero la luz volvió a aparecer el último 5 de mayo, con la idea de verlo resurgir como el ave fenix. Boomer Robert Phelps, su primer hijo, llegaba al mundo.
Su hijo representaba la resolución de una crisis existencial que se desató a finales del 2014, cuando terminó en una clínica de desintoxicación durante seis semanas por haber sido detenido conducido borracho. Antes ya había tenido problemas con el alcohol y lo habían fotografiado fumando marihuana.
La foto de Phelps que dio vuelta al mundo.
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Meses después de culminar ese proceso, Phelps anunció el casamiento con la modelo Nicole Michele Johnson, la madre de su hijo. El foco, ahora, era retornar a los primeros planos para subirse nuevamente al podio en Río de Janeiro 2016.
Phelps ahora está casado y tiene una hija.
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El nadador volvió revitalizado para su quinto Juego Olímpico: se lanzó tres veces a la pileta hasta acá en Río 2016 y en todas salió bañado en oro. Nada le importó más que salir corriendo a la tribuna para besar a su madre, su esposa y, en especial, al pequeño Boomer, que con tres meses de vida estaba apostado en la platea esperando para abrazar a su padre.
Sin conformarse con sus 25 medallas –21 doradas–, tendrá por delante dos competencias más para seguir escribiendo páginas doradas en el deporte al mismo tiempo que ahora también lo hace en su vida personal.