Saint Étienne, Francia.
El noruego Alexander Kristoff (Katusha) ganó al esprín la 12ª etapa del Tour de Francia, ayer jueves en Saint-Etienne, por delante del eslovaco Peter Sagan, mientras que el italiano Vincenzo Nibali (Astana) conservó el maillot amarillo de líder, en la víspera de la primera llegada en alto en los Alpes.
Fue una nueva jornada frustrante para Sagan, que por cuarta vez desde la salida de la carrera en Leeds finalizó en segundo lugar. Esta vez por culpa del sólido Kristoff, vencedor de la última Milán-San Remo, que le superó en potencia en el último momento.
El tercer lugar del día fue para el francés Arnaud Demare, que repitió el tercer puesto que ya logró en Lille en la cuarta etapa.
El esprín no tuvo consecuencias para el maillot amarillo de Nibali, que llega a los Alpes, el viernes, con 2 minutos y 23 segundos de ventaja sobre el australiano Richie Porte y con 2 minutos y 47 segundos de margen sobre el español Alejandro Valverde.
“Hoy me he adaptado al calor. Sé cómo hacer tanto con buen como con mal tiempo. Ya he ganado una Vuelta a España, en pleno verano”, comentó Nibali sobre el fuerte calor que se vivió el Tour.
Kristoff había terminado segundo en Lille (batido por Marcel Kittel) y en Reims (por André Greipel). Pero en Saint-Etienne, sus adversarios alemanes no pudieron estar. Kittel se vio distanciado en las subidas y Greipel se cayó cuando quedaban tres kilómetros para el final.
El noruego de Stavanger, de 27 años, se convirtió en el quinto corredor noruego en ganar una etapa del Tour, después de Dag-Otto Lauritzen en los años ochenta y los éxitos recientes, ya en este siglo, de Thor Hushovd, Kurt-Asle Arvesen y Edvald Boasson Hagen.
“Es la segunda victoria más importante de mi carrera, después de Milán-San Remo, contó Kristoff.
“Te sientes genial cuando consigues la victoria”, apuntó el ganador de esta díficil etapa.
