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Eddie Hernández, el chico que lloraba por jugar fútbol

  • 29 marzo 2012 /

Este delantero es la figura de la Sub-23 y tiene a Honduras muy cerca de clasificar a los Juegos Olímpicos con sus goles.

Por jugar fútbol hasta lloraba, sus padres tenían que comprar cuanta pelota se cruzaba en su camino para evitar un berrinche. Ahora, los caprichos de infancia son recordados como anécdotas de una de las promesas del deporte hondureño.

Eddie Gabriel Hernández, la figura de la Selección Sub-23 que está a un triunfo de clasificar a los Juegos Olímpicos de Londres, es descrito por su familia como un niño inquieto pero muy talentoso para jugar con el balón.

“Cuando pasábamos por las vitrinas y miraba una pelota se ponía a llorar para que se la comprara, a veces tenía que decirle que no andaba dinero, otras ya andaba preparada la bolsa”, recuerda orgullosa Rosa Amelia Padilla.

Eddie es el penúltimo de cuatro hijos del matrimonio que conforman Edilberto Hernández y Rosa.

Parte de su infancia la vivió en Puerto Castilla, donde jugaba en las canchas polvorientas, pero en 1998, cuando tenía siete años, el destino le cambió la vida como a cientos de miles de hondureños. El huracán Mitch destruyó su casa y la familia se mudó a Trujillo, al barrio Jericó.

Allí, entre potra y potra, llegó al Atlético Júnior, a la categoría juvenil. Fue su primera escuela, formaba parte del Programa Semilleros del Futuro. Y la semilla dio fruto.

En 2006, Eddie dio un gran salto en su carrera cuando el asistente técnico del Platense, Hermelindo Cantarero, lo vio. Días después ya estaba en Platense, al otro extremo de la costa atlántica, en Puerto Cortés.

“Es un luchador”, dice su familia. Solo y con 15 años, Eddie tuvo que luchar contra el descenso y por un puesto durante largo rato.

“Como estaba en la banca, él quería venirse, pero yo siempre le dije que tuviera paciencia”, recuerda la madre. A don Edilberto le podía más lo paternal. “Mi esposo le decía que si no estaba haciendo nada que se regresara. Ahora me siento orgullosa de que supo esperar”, dice satisfecha su madre.

¡Y vaya si valió la pena! desde su debut en 2010, Eddie ha marcado 14 goles para el equipo porteño y el 14 de enero de este año salió al BK Hacken de la primera división de Suecia. Fue cedido por seis meses y ya jugó amistosos. En juegos de preparación, una semana antes de viajar a Estados Unidos para sumarse a la Sub-23, anotó su primer gol en el club. Con la Selección Olímpica lleva dos goles: uno contra Panamá en el triunfo 3-1 de Honduras y el otro el jueves cuando la Bicolor derrotó 2-0 a Trinidad y Tobago.

Su madre se emociona al recordarlo y le parece que fue apenas ayer que llegaba cansado de la potra del barrio. “Cuando venía todo sucio y golpeado, yo le preguntaba si al menos había metido un gol”. Ahora se lo cuentan la televisión y los diarios.

La última vez que lo vio fue el 31 de diciembre pasado. Hablaron hace dos días, ya concentrado con la Bicolor.

Eddie representa a Honduras y su pecho de madre se llena de orgullo, su rostro se ilumina, su niño caprichoso ya no llora más. Ahora sonríe y celebra cada gol...ahora es tiempo de que él la complazca a ella.