El hondureño Jonnie Lowe, que hace tres años jugaba como baquetbolista profesional en el club Maratón de su país, vivió este sábado en Osaka la experiencia de participar en un Mundial de atletismo, pese a ser octavo y último en su serie de 400 metros vallas y quedar eliminado.
Lowe hizo un modesto tiempo de 52.66, pero poco se podía esperar de un hombre que llegó la noche anterior de su país, con el que hay quince horas de diferencia respecto a Japón.'Sólo llevo un año y medio en las vallas y tres de haber iniciado en el atletismo. Jugaba en baloncesto profesional en mi país. Ha hecho un cambio de 360 grados. Comencé en el plano, pero mi entrenador cubano me convenció para cambiar', dijo este hombre que logró 51.77, su mejor marca, la segunda vez que competió.
Y es que la vida de Lowe en el atletismo parece una especia de cuento de hadas en las que el ex jugador de baloncesto trata de ganar experiencias.'Me falta más fogueo. Es mi primera competencia del año. Entreno solo. En esta carrera me pesó el cambio y la diferencia horaria', explicó el atleta de 27 años, que fue sexto en los Panamericanos.
Su llegada al atletismo llegó de improviso. 'El comité olímpico me dio una beca. Fui a unos Juegos Universitarios y le gané a la gente en 100, 200 y 400. Mi entrenador acababa de llegar de Cuba. He tenido que trabajar la técnica. El atletismo no es de entrenar una hora, sino hasta cinco diarias', dijo.
Ahora su segundo sueño, tras estar en Osaka, es competir en los Juegos Olímpicos de Pekín.'Sueño con Pekín. Fui a Atenas invitado después de dos 3 meses de entrenar. Son eventos que motivan', añadió, que jugaba de 'forward' derecho y que estudia ingeniaría civil.
Lowe no es Félix Sánchez y será difícil que llegue a hacer algo grande en el atletismo, pero vive este deporte con pasión y ya no lo cambiaría por el baloncesto, a pesar de que a la canasta le tiene un cariño especial ya que creció jugando al básquet en Honduras.
'Ahora lo que más me atrae es el atletismo. Pero el baloncesto me gustará siempre. No lo puedo dejar de lado. Mi padre lo practicó siempre. Lo llevo en la sangre. Aunque no lo puedo practicar como quisiera, ya que siempre tenemos restricciones por las lesiones y nos pueden quitar la beca', concluyó.
