Consejos para cuidar a tu gato   

Es necesario educar a los mininos para evitar percances en el hogar

Berlín.

Los gatos son animales fantásticos. Se puede jugar con ellos o bien observarlos como juegan solos. Pero no todo lo que hacen es fantástico. Pueden arañar un sofá, hacer sus necesidades en la casa o morder a alguien en la mano.

Por eso hace falta educar un poco a los gatos cuando son pequeños. Además se les puede enseñar a hacer caso a su nombre e incluso a hacer algunas pruebas.

Adelantemos un secreto: no son sólo los seres humanos los que quieren a los gatos. También a los mininos les gusta la compañía de las personas. Incluso les parecen más interesantes que otros gatos. En verdad, no es raro.

'Las personas les dan de comer, los acarician y juegan con ellos', dice Birgit Roedder, una experta en la vida de los gatos.

Los felinos domésticos saben en general muy bien lo que quieren, son animales muy inteligentes. Ahí está también la clave de algunos problemas: sólo hacen caso cuando ven que eso les reporta alguna ventaja. ¿Venir solamente porque los llama el amo? No. Para el gato no se trata de eso. Irá, si sabe que recibe a cambio un mimo o algún bocadito delicioso. 'Cuando perciben que van a obtener algún beneficio, aprenden rápido', dice la experta. Eso facilita la educación de los gatos.

Pero atención: sólo debes dar un premio a tu gasto por lo que haga bien. Si salta sobre la mesa, no le des algo que le gusta comer. Porque si no va a creer que lo estás recompensando por subir a la mesa y lo seguirá haciendo. Y no te desesperes si no te hace caso ni siquiera al décimo intento. Entrenar a un animal requiere de mucha paciencia y tiempo.

¿Y qué hacemos si el gato nos araña en la pierna porque quiere que le llenemos su pote de alimento? No deberías darle de comer de inmediato, espera un momento. Caso contrario pensaría el gato: 'Si le clavo los uñas consigo mi alimento'.

¿Y cómo le enseñamos a un gatito a responder a su nombre?

Dile su nombre con frecuencia cuando hace algo positivo, cuando se tira panza para arriba para que lo acaricies, cuando juega o cuando come. Así aprende que su nombre está asociado a cosas agradables. Y entonces va hacia ti corriendo cuando escucha su nombre.