26/04/2024
12:56 AM

Lisa Kubiske

La excelentísima embajadora de EUA y su esposo Dan hablan de su vida, su amor y su lado más familiar.

En Honduras la conocemos como la diplomática internacional más importante. Su nombre es sinónimo de respeto, seriedad y muchísima responsabilidad. Es la segunda mujer representante de la nación más poderosa del planeta en la historia del país y coincidir con su agenda no fue fácil.

Detrás de aquellos muros sólidos que asemejan a un búnker impenetrable con extrema seguridad nos esperaba la dama más influyente de Honduras, la excelentísima embajadora de Estados Unidos, Lisa Jean Kubiske.

Parecía ser la entrevista más difícil y estricta de mi carrera, pero resultó la más amena y memorable de todas hasta la fecha. Pasamos tanto tiempo esperando hasta que por fin llegó el día y sinceramente esa tarde es inolvidable.

Tomada de la mano de su esposo Dan, la pareja aguardaba con impoluta sonrisa en el umbral de su residencia, mientras entre nervios y ansiedad cruzábamos el amplio sendero copado de robustos árboles hasta estar frente a frente y estrechar manos y sentir desde el primer instante que este matrimonio es alegre, espontáneo, cómplice perfecto y muy feliz. Sabemos mucho de ella a través de las noticias, qué piensa Estados Unidos sobre la política y problemática nacional, cómo resolver los conflictos que aquejan a los hondureños, entre otros temas complejos y escabrosos, pero Vivir en Rosa de Diario LA PRENSA quiso conocer a la otra Lisa Kubiske, la esposa, la amiga, la compañera, la que pocos tenemos el placer de explorar.

La llegada de una gran dama

Nació en Nueva York. Es una mujer excepcionalmente culta. Ama la música clásica y la literatura, tiene raíces ucranianas y le encanta tuitear sobre temas de interés global y nacional.

Llegó al mundo un 21 de marzo de 1954 con el nombre de Lisa Jean Shapiro. Su padre Ivan Shapiro era graduado de la prestigiosa Escuela de Leyes de Harvard, y ejercía su profesión enfocada a los bienes raíces a alto nivel, pero en su interior tenía ese espíritu afable y solidario y por ello le encantaba defender los derechos humanos.

“Después de jubilarse, con esto del financiamiento fundó un lugar de vivienda para personas que no tuvieran hogar y que necesitaban servicio social y él trabajaba en una fundación. El trabajo de mi padre fue defender a los más necesitados. Siempre tenía la idea de mejorar las condiciones de las personas y la sociedad. Trabajó mucho por eso”, explica. Muestra de ese orgullo paternal es un reconocimiento que recibió su papá en un evento y que decora y recuerda el legado de servicio que le dejó en su vida. Su madre F. Goodstein-Shapiro es pintora.Comenzó en los años 50 con el famoso pintor del expresionismo abstracto Hans Hofmann y poco a poco fue encontrando su propio estilo que es mezclar el impresionismo y lo abstracto. Aun pinta. Y lo hace increíble, y las paredes del hogar de Lisa Jean son una perpetua muestra del gran dote que posee la madre de la embajadora norteamericana.

“Gracias a su talento aún expone en Estados Unidos y en otras partes del mundo y me gustaría que viniera a Honduras a exponer pero tiene muchos años y ya no quiere viajar”, describe la orgullosa hija.

“Tengo una hoja de vida con dos lados completamente diferentes, uno bohemio (por su madre) y otro como académico (por su padre). “Yo creo que soy muy parecida un poco más a mi papá. Desde pequeña no quería pintar porque eso sería competir con mi madre que ya tenía bastante habilidad. Yo tomaba fotos y hacía música. Estudié guitarra clásica para la música clásica y después podía tocar cualquier tipo de música”.

Pero en la vida de Lisa estaban trazados otros senderos. Aunque aprecia muchísimo el arte, ella prefirió seguir los pasos de su padre y por ello siendo una joven con un futuro prometedor se graduó de Antropología e Historia en la Brandeis University de Waltham, Massachusetts, y obtuvo su Maestría en Ciencias y Relaciones Internacionales en Georgetown University, Washington.

Arraigo europeo

Lisa Jean compartió recuerdos de sus antepasados. Sus bisabuelos provenían de cuatro importantes países de Europa: Alemania, Polonia, Rusia y Belarus. Sus ancestros eran judíos en aquella época que la llamaban del imperio Austro Húngaro. “Cuando ellos salieron de esa parte del mundo no querían regresar porque el tratamiento ahí hacia los judíos fue horrible. Ellos buscaron otras oportunidades en Nueva York”, confiesa.

Lisa recuerda a un bisabuelo que fue ingeniero y “que sabía diseñar cosas para ferrocarriles. Él encontró un trabajo en el sur de los Estados Unidos, cerca de Memphis, pero todos los demás se mudaron para Nueva York y se quedaron ahí. Tenían un trabajo de inmigrantes, haciendo ropa o cosas así como las maquilas más o menos”.

Pero el espíritu de superación los hizo pensar que el futuro era estudiar. Eran visionarios y siempre empujaban a sus hijos hacia la educación.

“Tuve un abuelo que fue abogado. Estudió en la Universidad de Columbia. Salieron de una vida bastante humilde y difícil. Esa historia es bastante común para los norteamericanos de que los inmigrantes llegan a los Estados Unidos y a través de la educación y el hecho de que sí hay posibilidad en la vida de ascender y puedan hacer una vida mejor que la vida que sus padres tenían. Ese fue, es y será el sueño y la realidad para muchas personas”, describe.

Todos estos recuerdos han marcado durante la vida de Lisa Jean la brecha de liderazgo, responsabilidad y entereza para ser la mujer que es y ostentar el honor de embajadora de Estados Unidos en un país como Honduras.

Enamorada y feliz

A medida que conversábamos con la excelentísima embajadora nos irradiaba esa aura de confianza y serenidad que inevitablemente nos contagió. Junto a ella estaba Dan Kubiske, su esposo. Un hombre alegre, confiable y muy espontáneo que nació en Michigan y a quien conoció en una conferencia de políticos en el año de 1978.

“Él era del personal que trabajaba en el evento. Mi papel ahí era verificar que todos los arreglos para la conferencia estuviesen en orden, que todo el personal como él estuvieran inscritos. Él era del comité organizador y tenía el trabajo de saludar a la gente y hacerlos sentir cómodos. Algo así como anfitrión. Entonces él jugó ese papel conmigo”, recuerda.

Lisa Jean habla de su esposo con una admiración y un amor que se percibe de inmediato. No tuvo reparo en revelar las cualidades que la enamoraron de su inseparable compañero.

“Me gustó porque es bien amable, simpático y extrovertido y le gusta divertirse. Me hace reír. Es muy inteligente. Siempre tiene muchas ideas y no es conformista. Son ideas grandes y diferentes. Puede pensar en forma creativa. Eso me gusta en la gente y en él también”.

Pero Dan Kubiske no se queda atrás y afirma entre sonrisas y algo sonrojado: “yo me enamoré de ella por sus ojos y cabello café y porque es muy inteligente”. A medida que pasaba el tiempo, Lisa Jean y Dan se hicieron cómplices de su propio destino y llega la propuesta de boda.

“En 1984, gracias al Departamento de Estado, o sea la cancillería, me ofrecieron trabajo pero el trabajo de un diplomático es viajar y le pregunté: ¿bueno, qué pasa si yo acepto esta carrera? ¿qué vas a hacer tú? y me dijo: “me gustaría acompañarle”. Yo soy pragmática y además quería que nos casáramos desde hace tiempo y entonces le dije: bueno, sabes nos casamos. Lo hicimos en Washington”.

Es así como Lisa Jean y Dan se consagran como matrimonio y él, asume el reto de viajar al lado de la entonces funcionaria de la cancillería de Estados Unidos. “A él le gustan un poco las aventuras y a mí también para ver cómo va a ser y nos gusta viajar, ver otras culturas, otros lugares, tomar fotos, explorar y entender. La carrera diplomática es buena para nosotros y nos encaja”.

Con el paso del tiempo llegaron los hijos: Philip y Adam. “Ellos viajan con nosotros siempre y crecieron en varios países y eso también fue bonito para ellos. Un poco difícil pero ahora mejor porque se llevan muy bien con personas de cualquier parte del mundo sin pensar y saben viajar muy bien.

No tienen miedo de hacer eso. Aun son dependientes de nuestro amor pero esta vida los hace más independientes y maduros”.

Comienza un gran camino

Días después de la boda, el matrimonio Kubiske se traslada a México para su primera aventura. Durante dos años estuvieron viviendo en el Distrito Federal, pero un año después el destino les puso un gran desafío: el terremoto de 1985.

“Nosotros ayudamos en el rescate de personas. Para buscar sobrevivientes manejamos tres equipos de búsqueda: uno con perros, otro con tecnología sísmica y el de cámaras. Todos en secuencia y salvamos vidas trabajando con la comunidad internacional”, recuerda.

Esta experiencia quedó grabada para siempre a través de un video. “Al final con la cámara ellos lograron un video y lo redujeron en 90 segundos sobre una pareja que estaba soterrada entre los escombros y que nosotros encontramos y salvamos. Había que capturar el momento en que la pareja supiera que iba a sobrevivir”.

Lisa recordó que la mujer a la que le había salvado la vida comenzó a llorar y fue bien emocionante. Es así como este período en México lo ve como el mejor trabajo de su carrera porque ambos salvaron vidas.

Tanto Lisa como Dan compartieron experiencias de ese devastador terremoto, como el uso de técnicas nuevas e inéditas que ahora se incorporan al rescate de afectados.

En ese tiempo, Lisa trabajaba en ciencias y para ambos, “es interesante esta carrera porque puede tener un impacto importante aunque sea en el primer año de trabajo en la carrera diplomática y lo tuvimos los dos”.

Por eso, cada lugar adonde van, las funciones serán diferentes, pero si hay una emergencia, un desastre, inundaciones, la embajada puede utilizar a cualquier persona disponible para ayudar. El primer año de la carrera le tocó hacer eso.

También le gusta La Ceiba porque las calles son anchas y tan enterada está que sabe del porqué son así las vías de acceso ceibeñas. Nos contó que eran el resultado de un incendio y tuvieron que diseñarlas así para evitar que los siniestros se propagaran. “Me gusta La Ceiba porque es muy tropical, la gente amable, la música de Guillermo Anderson y ese clima artístico que tiene”.

Otra de las ciudades que le encanta es Comayagua. Le interesa porque es histórica y “el alcalde tiene años trabajando para desarrollar el turismo y tiene éxito. La catedral, a la cual apoyamos un poco para restaurar su altar. Ese dinero que conseguimos para restaurar los retablos fue el resultado de una competencia que ellos ganaron el concurso y conseguimos un poco más de 40 mil dólares para ese trabajo”, comenta.

Cuando visitó Comayagua para donar el dinero tuvo la oportunidad de recorrer algunas calles alrededor del museo, casas interesantes pero el museo le encantó porque antes era una residencia de un alcalde y ahora tiene cosas de cada etapa de la prehistoria e historia “aunque sea un poco pequeño pero se puede entender la región”.

Su esposo le acompaña a muchos viajes, sobre todo a aquellos donde su misión es visitar los proyectos que tiene Estados Unidos en el país a través de la Usaid relacionados con la educación, juventud, agricultura y salud. “Cuando hago una visita de ese carácter, él viene conmigo porque siempre esos viajes son divertidos pero a la vez satisfactorios. La gente aprecia y agradece tener nuestra ayuda y yo feliz de la vida al ver lo que están haciendo y cuales son los resultados y es bonito estar fuera”.

La embajadora no olvida una visita para ver lugares donde están trabajando técnicas en café para pequeños agricultores y después donde crece el café y los centros de producción. “Todo es muy interesante. Me da la oportunidad de ver pueblos y aldeas. Son lugares pequeños e interesantísimos. Yo no sabía que iba a tener un recibimiento tan caluroso. Sinceramente es increíble. Cuando fui al mercado del mayoreo, la gente se nos acercaba y nos decía qué bien que ha llegado. Parece tan amable y que bueno tener una embajadora en vez de embajador. Las mujeres se me acercaban. Yo no estaba lista para esto pero fue bien simpático”.

Lisa Jean Shapiro de Kubiske espera que los hondureños la recuerden por su carácter, y que perciban que los ha tratado con respeto, dignidad y amabilidad. “Que los escucho. Es lo que quiero que perciban. Yo quiero hacer cosas para mejorar la vida en Honduras y al mismo tiempo, representar a mi país en el sentido de mejorar las condiciones de Honduras también. Entonces si puedo lograr alguna mejoría para la calidad de vida de los hondureños eso sería lo mejor”.

Un día con la embajadora

Lisa se levanta a las 5:00 am todos los días. Antes de trabajar “siempre hay tres o cuatro cosas que hacer”. Hace un poco de ejercicio. Con este hábito comenzó el primer día de 2012 y “prácticamente todos los días tengo éxito. Trato de hacer por lo menos unos 45 minutos”. Después revisa su computadora, lee los correos electrónicos, revisa sus cuentas en Facebook y Twitter y lee los artículos que aparecen en los periódicos hondureños online.

“Es un tipo de preparación para el trabajo de ver lo que llegó, que me dicen de Washington y de Honduras. Trato de enviar tuits. Desde fines de octubre tengo dos tuits en los dos idiomas. Aproximadamente son unos 70 al mes.

Ese día en que recibió a Vivir en Rosa, la embajadora tuiteó sobre la trata de personas, “vengo de una familia que siempre ha apreciado los derechos humanos y la dignidad de las personas, sus condiciones y que tengan respeto”.

Se marcha a la oficina a las 7:30 am. “Cada día es diferente. Hay reuniones que son de mucha rutina, tenemos un grupo económico que incluye el lado de desarrollo y comercio y hablamos de todos esos temas. Tenemos otro grupo de gobierno y democracia y un tercero sobre seguridad”.

Otras veces, el día de la embajadora transcurre en entrevistas y escribir varios informes que debe enviar a Washington para que los lean y los aprueben. A su residencia regresa a las 7:30 de la noche y no precisamente a descansar.

“Normalmente si hay algunas cosas para leer sigo trabajando. Por lo general, el día está lleno de reuniones pequeñas o grandes con americanos, hondureños o visitas”.
Si quiere aprender algo o estudiar un informe de los que debe enviar normalmente los lleva a la casa y sigue trabajando hasta que termina. Cuando el reloj marca las 9:30 o 10:00 pm dedica su tiempo privado para ella y su esposo.

Le gustan las series como La ley y el orden porque tienen que ver con investigar crímenes y como toda pareja culta, adora los programas de historia que presenta Discovery, HBO o History Channel.

Demócrata o republicana: Independiente

Honduras: Amor

Su casa: La casa de nuestra nación.

Estados Unidos: País lindo, grande, importante que ha desarrollado la libertad para la gente.

Lisa Kubiske: Inteligente, muy conductora, una maravillosa mujer, una gran hija, excelente madre.

Dan Kubiske: Creativo, divertido e inteligente. Amo estar con él.

Sus hijos: Los amo completamente. Son inteligentes, creativos, guapos, con mucha energía y me encantan.

Mundo ideal: Un mundo en que toda la gente pueda estar completamente alegre viviendo una vida que le da satisfacción, tiene que ser un mundo sin violencia y que cada persona pueda desarrollar su potencial y que hay relaciones intensas en forma positiva.

Le enoja: La violencia y la estupidez.

Le alegra: La música, la playa, el sol y las relaciones positivas.

El momento del día que más ama: Cuando los colores del día comienzan a cambiar un poco o bien temprano en la mañana antes de que el Sol esté pleno.

A futuro: Quisiera continuar contribuyendo a la sociedad, ya sea diplomática, voluntaria en alguna dependencia o enseñar y quizás tener más tiempo para leer un libro.