Rutinas que embellecen a diario

¿Quién dijo que la rutina siempre es mala? En el caso de los hábitos de cuidado de la piel reportará grandes beneficios a tu aspecto, porque la constancia es la mejor aliada de la belleza

  • 28 dic 2015

Redacción. Una de las máximas que rigen cuando hablamos de belleza es que los milagros no existen. Ni una piel apagada luce jugosa y perfecta en cuestión de minutos, ni el cuerpo recupera su tersura en unos instantes mediante pociones mágicas, ni los muslos estarán más firmes de un día para otro.

La mejor base para conseguir un resultado espectacular con un tratamiento específico es haber sido constante anteriormente en el cuidado del cutis y el cabello: cumplir en lo posible una rutina de belleza, unos cuantos pasos sencillos que nos mantendrán a punto y permitirán lucir una piel cuidada e hidratada, el 'lienzo perfecto'.

Las prisas del vertiginoso ritmo diario no son excusa, pues habitualmente diez minutos por la mañana y diez por la noche bastan para mantener tu belleza en forma, e incluso puedes emplear pequeños trucos para ahorrar tiempo, como aprovechar la ducha para realizar la limpieza facial.

TRES PASOS BÁSICOS
¿Cómo se diseña una rutina de belleza? En el caso de la piel, las palabras mágicas son limpiar, tonificar, hidratar y, ocasionalmente, exfoliar.

La limpieza es la piedra angular de un cutis sano y debe tener lugar por la mañana y por la noche, incluso cuando no nos hemos maquillado, ya que a lo largo del día la piel acumula suciedad, polución ambiental, sudor y su propio aceite. Además, durante la noche la piel se oxigena y regenera, dos procesos que favoreceremos al acostarnos con la piel limpia.

Hay tantas marcas y texturas de limpiadores faciales en el mercado que es fácil quedar abrumado. Desde las tradicionales cremas que se eliminan con un algodón a espumas, jaboncillos, geles, aguas y las cómodas toallitas que tanto éxito han logrado por lo prácticas que son.

Elijas la textura que elijas, lo importante es que el producto sea adecuado a tu piel: seca, grasa o mixta.

Es importante que tras la limpieza, que no lleva más de 3 minutos, aclares bien el cutis para que no queden restos del producto limpiador, y esta es precisamente una de las funciones del siguiente paso de nuestra rutina: tonificar.

Mucho han evolucionado los tónicos en los últimos años, aunque sigan vigentes algunos clásicos como el agua de rosas. Cuando aplicamos el tónico en el rostro -un paso que no lleva más de un minuto- lo hacemos para eliminar cualquier posible resto de limpiador, calmar la piel y prepararla para recibir la crema de día o de noche.

Aunque la forma típica de aplicar el tónico es empapando un algodón con él y dar suaves golpecitos por todo el rostro, también hay en el mercado tónicos con difusor incorporado que permiten vaporizarlo en forma de bruma. Cuidado con los que tienen alcohol en su fórmula, ya que pueden llegar a resecar la piel. Mejor los que incorporen ingredientes naturales a una base de agua.

Tras estos dos pasos, sólo queda aplicar crema hidratante o nutritiva, según tus necesidades. Como 'rutina' de mantenimiento, una hidratante es perfecta para el día -mejor aún si tiene factor de protección solar-, mientras que para la noche la piel se beneficia de una crema nutritiva que actúe durante el sueño.

Si te sobra medio minuto, el contorno de ojos es un buen 'agente' para mantener a raya las patas de gallo y arruguitas de expresión que se forman en la delicada piel que rodea los ojos. La mejor forma de aplicación es dando suaves toquecitos con la yema de los dedos desde el lagrimal hasta el rabillo del ojo, lo que favorece el drenaje de la zona.

Foto: La Prensa

Usa a diario crema hidratante.
PIEL MÁS LUMINOSA
Además de la limpieza, tonificación e hidratación diarias, sumar a tu ritual una exfoliación facial a la semana te garantiza una piel luminosa, ya que arrastrará las células muertas responsables de que el cutis luzca apagado y sin vida.

Como ocurre con las limpiadoras, hay decenas de exfoliantes diferentes, desde 'gommage' químicos a otros que emplean esferas sintéticas y los más naturales, que como elemento abrasivo emplean sal marina, azúcar, semillas de fruta e incluso semillas machacadas.

Estas rutinas beneficiosas también se extienden al cuidado corporal. Extender crema hidratante por todo el cuerpo tras la ducha los 365 días del año hace mucho más por la piel que aplicar carísimos tratamientos intensivos durante los dos meses previos al verano, ya que la piel estará hidratada, suave y elástica gracias a que ha recibido su pequeña y sencillísima dosis atención diaria.

Cuando hidrates el cuerpo, insiste en las zonas más rugosas como los codos y las rodillas, que agradecerán además una ligera exfoliación de cuando en cuando -no a diario- para prevenir durezas.

Otro de los caballos de batalla de muchas mujeres suele ser el anticelulítico. Está claro que sin constancia, aplicado sólo cuando nos acordamos, poco o nada hará por erradicar esos detestados nódulos. Para lograr resultados, lo mejor es aplicarlo como mínimo una vez al día en las zonas a tratar.

Para ello, procura tenerlo a mano, junto a la hidratante corporal, y aplícalo inmediatamente después de esta. ¡Así no se te olvida ni te lleva más tiempo! Un suave pero firme masaje ascendente en dirección al corazón alternado con movimientos circulares es la mejor forma de optimizar la absorción del anticelulítico.