Novios de toda la vida, ¿camino seguro al altar?

Según experta, en muchos casos no es el amor lo que caracteriza a las relaciones emocionales longevas, sino la dependencia. Descubre si es tu caso.

  • 24 mar 2015

Redacción.

¿Un noviazgo largo es garantía de matrimonio? Si me preguntaran a mí, diría que no. Después de ocho años, siete meses y cuatro días de relación, lo nuestro terminó (y él se casará con alguien más)… Si le preguntaran a un especialista, probablemente me daría la razón.

De acuerdo con Mady Caracheo, sicoterapeuta familiar y de pareja, en efecto, un noviazgo largo no es camino seguro al altar. En muchos casos, no es el amor lo que caracteriza a las relaciones emocionales longevas, sino la dependencia.

“Por lo regular, en estas parejas cada uno siente que no puede vivir sin el otro. Hace mucho que pasaron la etapa de enamoramiento y creen que realmente aman a la persona cuando, en realidad, lo que tienen es una imposibilidad de relacionarse con alguien más”.

“Regularmente son noviazgos poco satisfactorios donde cada uno intenta mantener el control sobre la pareja y ambos sienten que no hay posibilidad de salir de ahí”.

Caracheo considera que un noviazgo de más de tres años corre el riesgo de ya no ser muy saludable. En estos casos, la recomendación es cuestionarse qué está pasando en la relación y pensar adónde se dirige. “Es muy común que no haya planeación y ambos comiencen a vivir estacionados en otra etapa del amor. Es decir que no maduren como pareja. Una señal de que las cosas ya no marchan bien es cuando, de alguna manera, la pareja siente que el otro bien podría ser su hermano o hermana, cuando ya forman parte de la vida cotidiana.

Foto: La Prensa

Para conocer bien al otro hay que pasar la etapa de enamoramiento y amarse con los ojos bien abiertos.

O se casan… o no se casan

Está claro que las parejas que duran mucho tiempo deben terminar en algo y las opciones son el matrimonio o la separación absoluta.

“Quienes se casan suelen arrastrar muchos vicios de pareja. Así que llegan al matrimonio con dependencia emocional y pocas probabilidades de convivencia sana. Esto suele tener como desenlace el divorcio o las infidelidades”, dice la psicóloga.

Al mismo grupo pertenecen quienes se separan y, después de unos meses, reanudan la relación para casarse.

“Cuando ocurre esto se percibe un claro y terrible sentimiento de culpa por haber abandonado a la pareja de toda la vida. Además, cada uno se enfrenta a no saber qué van a hacer ahora con su proyecto de vida. Entonces resuelven la incertidumbre regresando a la persona que brinda seguridad sin importar si se trata de una mala relación”.

Caracheo señala que quienes no llegan a casarse suelen conocer de pronto a otra persona e inician una nueva etapa de enamoramiento y, en ese estado alterado de la conciencia, toman la decisión de unir definitivamente su vida con el otro, tratando de evitar lo ocurrido antes. Eso también puede ser un error, pues no se conocen lo suficiente.

“Para conocer bien al otro hay que pasar la etapa de enamoramiento y amarse con los ojos bien abiertos, sabiendo quién soy yo y quién es el otro. Diría que un promedio de tres años sería lo más adecuado”.

No es imposible

Pese al panorama gris y a que las estadísticas no les favorezcan, quienes llevan años y años con una misma relación aún pueden ser ejemplo de amor verdadero. ¿La clave? Enfrentarse cada uno a él mismo y estar dispuestos a crecer emocionalmente.

Un noviazgo puede ser sano si ambos se mantienen en la misma etapa emocional. Cuando uno de los dos crece y el otro no, puede ser riesgoso. Debido a que muchas de estas relaciones inician en una etapa temprana de la vida, que muchas veces coincide con la pubertad, la especialista considera que estas parejas se quedan atoradas en una misma etapa debido a que la relación afectiva se construyó con lazos infantiles y se niega a madurar. Dicha renuencia a crecer puede deberse a dos razones:

*La personal, en que un miembro de la pareja está muy arraigado a su familia de origen y siente terror de crecer y asumir otro tipo de relación. No acepta que debe enfrentar otra etapa de la vida.

*La de pareja, cuando ya se tienen agujeros emocionales y temen tomar el riesgo de involucrarse de manera definitiva en el matrimonio y son incapaces de crear un proyecto a largo plazo que implique responsabilidad y compromiso.

Si no es una relación adulto-adulto, difícilmente se establecerá un compromiso verdadero del uno con el otro. Cuando las cosas se dan en un plano afectivo más maduro, la relación se maneja de forma diferente y ambos pueden terminar juntos definitivamente.

Opinión experta

“El amor maduro sí existe y no es cuestión de tiempo, pues el asunto no es cronológico. Todo depende de alcanzar la madurez sicológica y emocional con plena conciencia. Preguntarse si se es capaz de envejecer y transitar por la vida con la otra persona”.

Mady Caracheo, Sicoterapeuta familiar y de pareja