Gastos, ¡sí puedes controlarlos!

Se puede gastar menos sin renunciar a la felicidad, ganar mucho y disfrutar de una vida plena.

  • 07 jul 2015

Redacción. Hay pequeños gastos que podemos evitar o reducir, aumentando el ahorro sin renunciar a nuestro bienestar. Mantener el consumo al mínimo no es malo. La clave es mentalizarse y ser conscientes de lo que tenemos, en vez de obsesionarnos con lo que nos falta.

¿Gastas más de lo que deberías? ¿Piensas que reducir tus gastos te quitará o disminuirá tu felicidad? ¿Te gustaría ahorrar, pero no sabes hacerlo? ¿Te preguntas a menudo con preocupación si podrás llegar a fin de mes y pagar todas las facturas y recibos?

Para Richard Templar, autor de “Cómo gastar menos sin ser un miserable”, se puede gastar menos sin renunciar a la felicidad y, siguiendo unos sencillos consejos, cualquier persona que lo desee puede lograr el cambio sin perder nada en el camino y, al contrario, ganar mucho y disfrutar de una vida plena.
Según este escritor británico con más de 30 años de experiencia en el mundo de los negocios, “el dinero no da la felicidad, pues la felicidad está en la cabeza de cada uno y no en nuestras billeteras”.

“Se puede cambiar de mentalidad aprendiendo a organizarse mejor con la misma cantidad de dinero. Se puede conseguir que nuestra vida mejore sin realizar grandes esfuerzos y, si se economiza bien, se puede acceder a más cosas de las que imaginamos, que nos apetecían y no podíamos adquirir”, señala.

¿Cómo lograrlo?
Controlar el presupuesto, organizarse, ir a la caza de la oferta o aprovechar las rebajas, guardar los ahorros, vender cosas, buscar entretenimientos económicos, hacer trueque, comprar alimentos baratos, acostumbrarse a regatear, llevar dinero en metálico y billetes grandes y no eternizarse comprando son algunos de los consejos del experto británico para estirar el dinero de cada mes.

Para gastar menos sin dejar de disfrutar, Templar también sugiere preguntarse si de verdad necesitas o merece la pena lo que vas a comprar e imaginarte que no lo tienes.

También recomienda comprar con el estómago vacío, irse de vacaciones cerca de casa, trabajar para vivir y no a la inversa, hacer menos cantidad de comida y regalar cosas hechas por nosotros y para las cuales tengamos habilidad.

El placer de la vida frugal
“Conozco a personas que han aprendido a vivir frugalmente y su relación con el gasto es diferente de la del resto de nosotros. Están contentos con ser ahorradores porque no va en contra de sus principios. En mi caso, la recesión me ha demostrado que cambiando de actitud se puede vivir perfectamente con un presupuesto mucho más ajustado”, añade.

Para la sicóloga clínica África Royo,“Para saber qué gastos se pueden reducir de forma efectiva es muy útil hacer un registro de todos los gastos realizados durante un mes y, a partir de ahí, reducir o quitar algunos. Es sorprendente lo claro que ves que puedes prescindir de algo cuando lo tienes escrito. Esto no es incompatible con disfrutar de algún pequeño placer que uno pueda darse y que también aporta bienestar. La clave es no sentirse dependiente de algo para sentirse bien”, agrega.

Foto: La Prensa

Controlar el presupuesto, ir a la caza de ofertas, vender cosas, son algunas recomendaciones del experto británico Richard Templar.
Consejos para cambiar tus hábitos
Aunque “no existe una única forma de cambiar los hábitos de consumo”, la sicóloga da los siguientes consejos prácticos para incorporar un mínimo razonable y positivo a nuestros hábitos de consumo habituales:

1. Haz un seguimiento mensual de gastos y anótalos. A final de mes verás todo lo que puedes ir reduciendo o quitando.
2. Marca un “sueldo” semanal para controlar los gastos. Si sobra algo, puedes usarlo para hacerse un pequeño regalo.
3. Para las compras, lleva una lista y no te salgas de ella. Si te has olvidado de algo, puedes añadirlo a la siguiente compra.
4. Marca objetivos realistas y pequeños. Si te marcas un objetivo a largo plazo, es más probable que abandones que si lo conviertes en pequeñas metas.
5. Ten claro que los hábitos se cambian poco a poco. No pretendas conseguir todas tus metas en un mes o dos; es importante hacer las cosas despacio para no angustiarse.