Jorge Álvarez, jefe del programa de Intervención en Crisis de la Facultad de Psicología de la UNAM, en México, explicó que a lo largo de la vida, las personas experimentan las crisis ya sea las de identidad o las llamadas circunstanciales.
Las de identidad suceden durante la transición de la pubertad a la adolescencia y de ésta a la juventud, por ejemplo.
“En ese momento, las personas tienen que definir situaciones muy relevantes, como a qué se dedicarán en la vida o qué tipo de personas eligen como pareja. Éstas son crisis normales de identidad. Son parte del crecimiento y desarrollo de una persona”, precisó el experto.
Y las crisis circunstanciales son provocadas por situaciones inesperadas, como la pérdida de la pareja o el trabajo o la muerte de un ser querido. Ante éstas, precisó, las personas experimentan desamparo y depresión.
“Se siente desamparo ante una situación para la cual no se está preparado. La persona sólo piensa en eso y no tiene cabeza para otra cosa, lo que provoca detrimento de sus otras áreas de la vida. No pueden estudiar, no pueden trabajar. Lo que antes la hacía feliz, ya no la anima.
“Tiene una serie de conductas que originan su aislamiento. Tiene una actitud hostil ante la vida y ante sí mismo”, alertó el especialista.Indicó que las redes de apoyo familiares y de amigos son fundamentales para superar éstas, pero en ocasiones no son suficientes, por lo que quienes no pueden superar la situación conflictiva que causó esta crisis, deben pedir ayuda de un experto.
