¿Mamá joven? Combate tus temores

El sentirse presionada por ser una madre modelo lleva a las primerizas a caer en cuadros de ansiedad hasta depresión. También les preocupa cómo afectará su vida en pareja y personal

  • 21 may 2018

Es común que mujeres jóvenes que son madres por primera vez experimenten sentimientos de frustración ante los cambios que trae la maternidad, plantea la psicoterapeuta Martha Alicia Chávez. “Es una sensación de perder la libertad de hacer lo que les gusta, piensan que se acabó la vida”, describe.

La psicóloga explica que esos sentimientos aparecen, incluso, cuando se trata de embarazos planeados y no significan que las madres no deseen al bebé. Sin embargo, recomienda hablar sobre lo que sienten para que la angustia no termine en una crisis postparto severa.

“Aunque lo deseen con toda su alma, el primer hijo va a mover la sensación de haber perdido libertad y es importante atenderlo porque esta crisis que, se supone, dura 6 meses, puede prolongarse hasta 2, 3 años”, señala.

Especialista en terapia familiar y de pareja, Alicia Chávez afirma que en los últimos años se ha agudizado la depresión posparto entre mujeres menores de 35 años. Una explicación posible, expone, es que ahora las mujeres pueden decidir qué momento es el indicado para realizar sus sueños y cuál para dedicarse a la maternidad.

“Elegir alternativas es maravilloso, pero también genera angustia y confusión porque implica una responsabilidad”, subraya.“Para las mamás de antes no había alternativa: ‘Ya te casaste y tienes hijos. No hay nada más que cuidarlos’. En aquel entonces no había este conflicto actual”.

La terapeuta refiere que alrededor del 70 por ciento de las mamás jóvenes que atiende en su consulta privada se enfrentan a esa crisis. Les recomienda, primero, aceptar que es normal sentirse presionadas y que eso no las hace malas madres.

Trata de ayudarles a tener claro, afirma, que habrá momentos en que deban quedarse en casa, pero no significa que no volverán a salir.

“Comprendan la sabiduría que hay detrás de la palabra postergar: significa que hay un tiempo para cada propósito en la vida: ‘ahorita me toca cuidar un bebé, pero después sigo’”. Algo importante, refiere, es atender al niño sin descuidarse a sí mismas, deben darse tiempo también para hacer cosas por ellas. Es comprensible que el miedo a fallar como madre sumerja a algunas de embarazadas a tener problemas de ansiedad e incluso depresión

Tras el parto, ¿el desánimo empeora? Para la mayoría de mujeres que acaban de tener a su bebé es normal que pasen de dos a tres complicadas semanas adaptándose a las demandas del recién nacido en medio de altibajos hormonales, cambios de humor y fatiga.

Sin embargo, para cerca de 20 por ciento de nuevas mamás, esta dificultad puede no sólo permanecer más tiempo, sino empeorar hasta estar sin ánimo de cuidar a su bebé, con insomnio, fatiga e incapacidad de disfrutar cualquier cosa.

Se trata de depresión posparto (DPP) y es necesario atenderla para evitar que el estado de la madre se deteriore y su malestar interfiera en la construcción de una relación sana con el bebé, advierte Erica Medina- Serdán, maestra en Psicología Clínica y Psicoterapia.

Quienes sufren la tristeza posparto o baby blues común se van sintiendo mejor cada día, sobre todo si tiene el apoyo de su pareja, familia o de los amigos. “Esto se supera y no requiere atención médica o psicológica”, explica la psicóloga Erica Medina- Serdán. Esto ocurre porque las mujeres están cansadas y la demanda del bebé es absoluta. Toda pareja que esté esperando el nacimiento de un bebé debe estar informada sobre la posibilidad de la aparición de la depresión antes o posparto. Según la intensidad, el tratamiento puede incluir psicoterapia hasta psicofármacos.

Quienes sufren la tristeza posparto o baby blues común se van sintiendo mejor cada día, sobre todo si tiene el apoyo de su pareja, familia o de los amigos.
Teje vínculos
Si la mamá no trabaja, la terapeuta Alejandra Chávez aconseja no enviar a los bebés a guarderías antes de los tres años para aprovechar la etapa en la que se crean los lazos emotivos.
”Mandar a los niños a maternal o kínder en una edad que todavía no corresponde, gesta lo que en psicología se llama angustia de separación.
Es una sensación de abandono, un miedo profundo que va a quedar en los niños”, sostiene.Asegura que los bebés puede crecer con ese sentimiento y ser niños o adultos inseguros, a quienes le costará muchísimo cerrar duelos. “La forma en que se ve en la adultez es morirse ante cada despedida, vivirla con un dolor devastador, mayor a lo normal. En la pérdida de una pareja, por ejemplo, viven días con ese dolor, sufren”.