Libera tensiones con ejercicios de respiración profunda 

  • 12 mar 2015

Redacción.

Si estás enojada y a punto de reaccionar violentamente, la diferencia entre que estalles o no, puede radicar en tu capacidad para tener un control consciente sobre tu respiración.

Respirar de forma adecuada y conocer las diferentes técnicas de respiración es fundamental para mantenernos saludables. En un estudio realizado por Robert Fried se concluyó que, con una respiración adecuada se podían aliviar los problemas emocionales, dificultades de circulación y una serie de enfermedades comunes.

Gurucharan Singh Khalsa, quien ha desarrollado la técnica Respira Vida, señala que “la respiración es la llave maestra para desarrollar y utilizar nuestra vitalidad. Cada célula y parte del cuerpo responden a los movimientos sutiles de cada respiración. En los ritmos y estructura de la respiración está codificado un lenguaje de energía que el sistema nervioso, las glándulas y la mente comprenden”.

La forma correcta

La respiración profunda tiene tres etapas. Al inhalar se expande el abdomen, luego la cavidad torácica y por último la zona de las clavículas. Se hace una pausa de aproximadamente 3 segundos y con la exhalación sale el aire de forma invertida a la inhalación.

Primero se vacía la zona de las clavículas, luego se contrae la caja torácica y por último se vacía el abdomen hasta que naturalmente el ombligo se dirige hacia la columna vertebral. Se hace una pausa antes de volver a tomar el aire.

Yogi Bhajan, fundador del kundalini yoga, sugiere que en una hora, al menos, debemos practicar tres respiraciones conscientes y profundas para mantenernos saludables y en calma.

Lo que no debes hacer

A la respiración incorrecta se le conoce como “respiración paradójica” y es aquella en la que se expanden los pulmones al tiempo que se reduce la cavidad torácica. Esto produce fatiga y respiración deficiente. Se dice que los adultos utilizamos únicamente 20 por ciento de la capacidad de nuestro diafragma.

Foto: La Prensa

Busca relajarte en momentos de crisis para liberar tensiones de trabajo, personales o de familia.

Para manejar el enojo

Reflexiona sobre lo siguiente. Recuerda alguna ocasión en la que hayas perdido el control o hayas estado a punto de perder el control mientras discutías con alguien. ¿Qué fue lo que te tranquilizó?

Hay muchas respuestas, para algunos será el hecho de que tú o la persona con la que discutías decidiera poner fin de forma racional a la conversación, o que alguno de los dos hubiera decidido irse y dejar un espacio para que las cosas se asentaran.

Hacer una pausa o darse un espacio de respiración profunda y consciente es suficiente para controlar emociones como la ira, el enojo, la rabia o la violencia.

Cuándo hacerlo

La respiración profunda y consciente puede ser tu mejor herramienta en el control y manejo del enojo, pero para que puedas hacer uso de ella en un momento de crisis es fundamental que empieces a practicarla ahora. Si esperas a realizarla solo en el momento de crisis, lo más seguro es que en ese instante te olvides de ella y acabes reaccionando de la forma en la que no deseas reaccionar.

Comienza practicando la respiración consciente y profunda todos los días, al despertarte, todavía recostada. Practica también al menos una vez durante el día y antes de irte a dormir. Para que lo cumplas, te recomendamos que te pongas una alarma que te recuerde que ha llegado el momento de dejarlo todo y de regalarte al menos 3 minutos diarios para respirar conscientemente.

Para situaciones extremas

Realiza primero la siguiente respiración y luego prosigue con la respiración profunda.

-Sentada sobre una silla con la espalda derecha, pon tu boca en forma de “o”.

-Ahora cierra los ojos y lentamente inhala a través de la boca. Has una pausa de 3 segundos y exhala lentamente por la nariz.

-Has otra pausa de 3 segundos y prosigue con esta secuencia 9 veces más. Luego respira de forma normal y haz la respiración profunda por 3 minutos. Descansa.

La respiración profunda ayuda a:

- Controlar la presión arterial.

- Mejorar el estado de ánimo.

- Relajarse en momentos de crisis.

- Controlar el dolor.

- Aliviar la indigestión y el mareo.

- Llenarse de energía y vitalidad.

- Combatir el insomnio.

- Erradicar el enojo.