Aretes largos, pulseras y brazaletes que invaden muñecas y brazos, formas originales en los anillos y, por supuesto, collares que atraen a primera vista se han convertido en los reyes de las tendencias durante los últimos años.
Que las joyas de tamaño XXL están de moda desde hace tiempo es un hecho, y es que, como explica el diseñador de joyas, Anton Heunis, “fueron los blogueros de moda hace cinco años los que comenzaron a romper esa barrera entre el lujo y las firmas más asequibles”.
Lo cierto es que escoger una joya de forma adecuada puede realzar cualquier estilismo, por simple que sea. La sofisticación de un accesorio, unida a la sencillez de un “casual look” es lo que ahora triunfa en las calles.
Este accesorio es la mejor opción para añadirle la luz que le falta a una prenda con tonalidad oscura o para destacar sobre una de un color claro.
Por tanto, los colores neutros, entre los que se encuentran los tonos pastel, la gama de marrones y blancos y, por supuesto, el negro, son los que más invitan a reforzarlos con una pieza de carácter llamativo. Un vestido negro, por ejemplo, adornado con un maxicollar de un color o diseño vistoso se convierte en todo un éxito.
Aunque la atención sea toda para las joyas en versión maxi, no es necesario llegar a extremos con los que se roce la exageración o con los que se recargue demasiado un traje, sino que la clave está en el equilibrio.
Y es que hay ocasiones en las que solamente es necesario vestir el cuello con una gargantilla o un collar extravagante, olvidándose de añadirle unos pendientes a juego, ya que se convertiría en un “look” de lo más barroco o excesivo. Y es que el secreto reside en saber combinarlos de forma que no se caiga en el ridículo.