Los sí y no para combatir a diario la celulitis  

Evita el sedentarismo y consume agua para contribuir a su prevención

  • 04 oct 2016

Una de las torturas de las mujeres es definitivamente la celulitis. Este padecimiento de la piel acompleja a más de una, impide lucir minifaldas y shorts, consecuencias estéticas indeseables.

Para prevenir o combatir la celulitis, no desaproveches la oportunidad de caminar, subir escaleras y practicar una actividad física que implique movilidad de las piernas. Dúchate con agua fría, hasta donde la soportes, y no utilices pantalones muy ajustados, porque no permiten que tu cuerpo elimine toxinas.

No permanezcas de pie o sentada mucho tiempo: Una de las causas de la aparición de las celulitis es la mala circulación. Procura estar moviendo las piernas. Si el trabajo no te lo permite, siéntate correctamente para facilitar el flujo sanguíneo. Rodillas alineadas y pies apoyados al suelo.

A diario toma conciencia de estos consejos de la comida para evitar y combatir la terrible celulitis: Bebe al menos dos litros de agua. Limita el consumo de café a una taza. No bebas refrescos. Reduce el consumo de sal. Consume fibra natural para que la digestión sea óptima.

Evita grasas saturadas, como mantequilla y manteca, frituras y harinas refinadas como pastas, repostería y panes blancos.

Foto: La Prensa

Evita el sedentarismo, practica deportes y consume agua para contribuir a su prevención

Lo que debes comer
– Frutas con cáscara, de preferencia de temporada.
– Verduras frescas o cocidas.
– Leche descremada.
– Quesos bajos en grasa (panela, cottage y requesón).
– Pechuga de pavo.
– Galletas integrales.
– Clara de huevo.
– Aceite de oliva.
– Pescados y pollo sin piel.
– Agua simple.
– Grasas vegetales.
– Harinas integrales.

Hay que evitar
– Pastas con aderezos o salsas muy cremosos.
– Alimentos fritos, capeados y empanizados.
– Quesos crema y asadero.
– Chorizo, tocino y mantequilla.
– Aderezos y mayonesa con alto contenido de grasa.
– Papas fritas.
– Embutidos.
– Bebidas alcohólicas.
– Grasas saturadas de origen animal.
– Refrescos.
– Jugos procesados adicionados con azúcares.