Optimice el rendimiento escolar de sus hijos

Si quiere que sus hijos obtengan mayores logros escolares debe crear en su casa un ambiente que estimule el aprendizaje

  • 15 sep 2015

Madrid, España.

Tras el regreso a la escuela, en la que los niños deben readaptarse a clases, horarios y obligaciones, el siguiente reto para los padres consiste en conseguir que sus hijos mantengan un óptimo rendimiento y obtengan buenas calificaciones en el nuevo curso escolar.

Según estudios recientes, existen dos errores frecuentes y contraproducentes que cometen los adultos en detrimento del aprendizaje infantil, y que conviene corregir si desean que sus hijos aprendan más y tengan mejores notas.

Primer y segundo hijo

Los padres tienden a creer, equivocadamente, que el hijo mayor es más capaz en la escuela que su segundo hijo, pese a que los precedentes puedan indicar que ambos son igual de capaces, lo cual se traduce en que el de menor edad suele acabar rindiendo menos, de acuerdo a un estudio de la Universidad Brigham Young, BYU, en Utah (Estados Unidos)

Esta investigación de la BYU encontró que las creencias de los padres sobre sus hijos -y las comparaciones que efectúan verbalmente en presencia de los niños- pueden hacer que las diferencias entre ambos hermanos se magnifiquen en la vida real, seg?n el profesor y autor principal del estudio, Alex Jensen.

Jensen y la coautora Susan McHale, de la Universidad Estatal de Pensilvania o Penn State, (www.psu.edu) observaron a 388 hermanos adolescentes primogénitos y segundogénitos, y a sus padres, de Estados Unidos.

Los investigadores preguntaron a los padres qué hermano consideraban que era mejor en la escuela, y la mayorÌa de ellos respondieron que pensaban que el primogénito, aunque en promedio, el nivel de los hermanos era bastante similar, seg?n constataron los investigadores.

Las creencias de los padres acerca de las diferencias entre hermanos no estaban influenciadas por las notas anteriores, pero en cambio, los expertos de la BYU, descubrieron que las notas futuras de los adolescentes sÌ fueron influenciadas por las creencias de sus progenitores.

Cuando el segundo hijo es niña

El chico que los padres consideraban más inteligente tendía a hacerlo mejor con el paso de los cursos, en tanto que los niños considerados menos capaces, tendían a obtener una nota media relativamente peor en los años posteriores, según comprobaron.

'Los padres tienden a ver a los hijos mayores como más capaces, pero en promedio no lo hacen mejor en la escuela que sus hermanos menores', asegura Jensen, para quien esta situación tiene el potencial de convertir a los niños en hermanos muy diferentes entre sí.

La única excepción en el estudio ocurrió cuando el primogénito era un chico y el segundo era una chica. En ese caso, los padres creían en general que la hermana era más competente académicamente que su hermano varón, lo cual al menos en términos de notas parecía ser verdad, según el estudio.

¿Qué hacer para que los hijos mejoren?

'Es difícil que los padres no se den cuenta o no piensen acerca de las diferencias entre sus hijos, y eso es natural pero, para ayudar a todos los niños a tener éxito, deben centrarse en reconocer los puntos fuertes de cada uno de sus hijos y tener cuidado de no verbalizar las comparaciones ante ellos', reflexiona Jensen.

Por su parte, la Universidad de Michigan, U-M, propone a los padres un 'examen sorpresa” para hacerles reflexionar al comienzo del nuevo año escolar:.

¿Qué hace cuando su hijo trae malas notas a casa?

A) Lo sermonea.

B) Lo castiga, privándolo de actividades como deportes o clubes.

C) Crea en su casa un ambiente que estimule el aprendizaje.

“Si quiere que su hija o hijo tenga éxito en los estudios, debe optar por la opción C que conduce a que obtengan mayores logros durante la enseñanza secundaria o media”, responden los investigadores.

ìAsumir un enfoque punitivo, como darle un sermón, castigarlo o restringirle sus actividades, baja el rendimiento académico”, concluyen los expertos.

“Las estrategias de crianza punitivas probablemente son ineficaces para promover los logros cuando no abordan el problema de fondo que está causando el bajo rendimiento académico”, según la autora principal del estudio, Sandra Tang, investigadora en el Departamento de Psicología de la U-M.

Comunicación entre padres e hijos

En cambio, cuando los hogares tienen ambientes que estimulan el aprendizaje, asÌ como unas interacciones cálidas entre padres e hijos, los niños obtienen mejores resultados.

“Son hogares donde los padres hablan regularmente con sus hijos, les proporcionan libros y juguetes, y les ofrecen más recursos y oportunidades para el aprendizaje”, explica la psicóloga Tang .

Tang y la coautora del estudio, Pamela Davis Kean, profesora de psicología en la U-M, examinaron cómo los padres responden al progreso académico de sus hijos y después valoraron cómo afectó esa respuesta a su trabajo escolar de cinco años después.

En esta investigación se encuestaron a los padres de cerca de 500 niños de edades entre 11-13 y 16-18 años, que describieron su entorno familiar y respondieron a las preguntas acerca de cómo reaccionarían si su hijo trajera a casa un boletín de calificaciones con notas inferiores a sus expectativas.

Las respuestas fueron separadas en dos categorías: punitivas (las que implicaban algún tipo de castigo) y proactivas (aquellas que implicaban una acción o intervención activa destinada a asumir el control de la situación anticipándose a los acontecimientos).

Limitar las actividades no escolares es útil, si el bajo rendimiento académico es el resultado de que el niño no pase suficiente tiempo en el trabajo escolar, pero no tanto si no entiende cómo resolver un problema de matemáticas, según las investigadoras.

'Para ayudar a todos los hijos a tener éxito académico, los padres deben reconocer los puntos fuertes de cada uno de ellos y no efectuar comparaciones', aconseja el autor principal del estudio, Alex Jensen, profesor de Vida Familiar de la BYU