Consecuencias de la falta de autoridad formativa en casa

Si desde el hogar no están establecidos los límites, las reglas, lo que se puede y no se puede hacer, lo que se va a obtener al final son hijos malcriados e irresponsables.

  • 14 jun 2023

Luis exige a sus papás que lo dejen ir a una fiesta. Su mamá no está de acuerdo en que vaya, su papá cree que no hay problema. Discuten el asunto enfrente del chico. Luis se impone y acude a una reunión no adecuada para su edad.

¿Quién lleva la autoridad en esta familia? Sin reglas claras y una figura de autoridad presente y constante, es difícil llegar a consensos al momento de tomar decisiones importantes en familia, lo que, expertos advierten, so lo termina afectando a los hijos a largo plazo.

“Cuando los hijos están inseguros sobre quién está realmente a cargo, suelen imponerse, caer en conductas peligrosas o volverse extremadamente mandones”, señala James Lehman, terapeuta y autor de artículos sobre relaciones familiares en la página de internet Empowering Parents.

Al ejercer los padres la autoridad como líderes del hogar, les dan a los hijos un punto de referencia en el cual confiar.

¿Para qué sirve la autoridad? Algunos hijos confunden el que sus padres ejerzan autoridad como una simple declaración de poder, y algunos padres ven el ejercer la autoridad como un obstáculo para el diálogo cercano con sus hijos.Nada podría estar más alejado de la realidad.

De acuerdo con expertos, la autoridad formativa, a través de límites claros y restricciones, permite que los jóvenes se conviertan en ciudadanos responsables.

“En el hogar, la autoridad tiene un lugar y tiene una función, no es nada más ‘me respetas porque soy tu papá’”, indica la psicoterapeuta Beatriz Prieto.

“Detrás de la autoridad está la capacidad de los padres de transmitir el respeto hacia los demás, el orden, el respeto hacia ciertas condiciones que se tienen que cumplir en casa, el respeto por las personas mayores”, señala Prieto.

Es importante aclarar que la autoridad no está separada del amor, ya que su propósito es formar a los adultos de mañana, no atar a los niños a la voluntad del padre arbitrariamente.

Jerarquía del hogar. Uno de los principales problemas en el hogar es una jerarquía invertida en la que los hijos pasan a ser la cabeza de la casa y, por lo tanto, su voluntad es primero.

A través de una jerarquía bien establecida, los niños deben tener claros los roles, quién es papá, quién es mamá y cuál es su función dentro del esquema de la familia.

“El problema de jerarquía sucede precisamente cuando hay un problema ya sea de conflicto entre la autoridad, se desacreditan continuamente (los padres), y eso implica también que no se han podido establecer límites o reglas entre la familia de forma clara, de forma constante y firme”, señala el psicoterapeuta Felipe Martínez.

Por otro lado, en el otro extremo de la autoridad, también están los padres permisivos, que son los que evaden imponer reglas y estándares.

“Muchos padres quieren ser el amigo de sus hijos, no les gusta la idea de ser el jefe, y el principal problema de este enfoque es que un amigo no juzga, hay igualdad en la amistad”, indica Lehman en su artículo “Your child is not your equal: Why you have to be the boss” (Tu hijo no es tu igual: Por qué debes ser el jefe).

Papá y mamá, un equipo. Cuando se trata de los hijos, papá y mamá deben procurar una buena comunicación. Son un equipo, y como tal, deben trabajar juntos por los mismos objetivos.

Aunque en cada hogar funcionan diferentes los roles de autoridad entre mamá y papá, en los casos en que los padres se desautorizan mutuamente y no parecen llegar a un consenso, solo se crea confusión en el menor.

El mismo problema de desorientación se da cuando uno de los padres evade su responsabilidad y espera que el otro se haga cargo.

“Aquí la afectación sería que el hijo no pueda entender quién tiene la autoridad en la casa porque, por un lado, pudiera parecer que los papás no se ponen de acuerdo, como equipo de padres para decir: éstas son las reglas de nuestra casa, ésta es la autoridad”, dice Prieto.

“Eso es muy triste y muy penoso porque el que termina pagando los platos rotos es el hijo. Imagínate vivir en un mundo paradójico en donde tengo que entender que cuando mi papá está enojado, la que va a tomar las decisiones es mi mamá, entonces, cuando una pareja, como padres, no tiene claro cuáles son los límites que van a establecer en su familia, nos vamos a encontrar a chicos que son muy fácilmente manipulables afuera”.

Por otro lado, en el otro extremo de la autoridad, también están los padres permisivos, que son los que evaden imponer reglas y estándares.

La autoridad formativa

Expertos señalan la importancia de un buen ejercicio de la autoridad:

-La autoridad sirve en la familia para enseñar el orden y el respeto.

-Detrás de la autoridad está el respeto por los lineamientos y las condiciones que se tienen que cumplir en la sociedad.

-La autoridad formativa genera a una persona adaptada a su entorno.

-Al ejercer los padres la autoridad como líderes del hogar, les dan a los hijos un punto de referencia en el cual confiar.

-La autoridad de los padres da luz, transmite experiencia y confianza en los líderes.

-A través de los buenos líderes, los niños encuentran ejemplos a seguir que, posteriormente, podrán emular.

“Los niños educados con autoridad son más propensos a volverse independientes, autosuficientes, académicamente exitosos y bien portados”, Gwen Dewar, Parenting Science.

Para mantener el orden de la familia los especialistas recomiendan:

-Procurar una buena comunicación de pareja. Si no hay comunicación, será importante hacer un esfuerzo para poner los problemas de lado y hacer de los hijos prioridad.

-Hacer equipo de padres y trabajar por los mismos objetivos.

-Los problemas de pareja no se tratan delante de los hijos.

-Es importante que los padres no se desautoricen al tomar decisiones frente a los niños.

-No tiene nada de malo preguntar; un líder no lo sabe todo. Es bueno buscar ayuda de expertos y escuchar a los hijos.

-Es importante que haya una jerarquía clara en el hogar, que los niños identifiquen los roles que a cada uno les corresponden.

-Establecer límites y ser firmes al aplicarlos. Si los hijos notan inconsistencias, no los van a tomar en serio.