¿Actúas como viejita? ¡Rejuvenece!

Actuar joven y verse joven son dos cosas definitivamente distintas.

  • 06 abr 2015

Redacción.

Si el botox, los tintes, la cirugía plástica y las cremas pueden quitarte 10 años de encima, acciones como gritar en el celular, usarlo con los dedos índices y pagar con moneditas, mientras el cajero espera que completes, puede provocar que esa década te caiga encima... y con fuerza.

Acumular años es una cosa, pero actuar como una viejita, en el sentido negativo, de plano hace que le pongas luces neón a la brecha generacional y te instales del otro lado de por vida.

Cuando menos así lo pinta el libro 'How Not to Act Old', un best-seller en la lista de The New York Times. Su autora, Pamela Redmond Satran, una cincuentona estadounidense de Nueva Jersey, encontró la forma de ofrecer una espejo en el que se pueden mirar quienes están en sus 30, 40 ó 50, darse cuenta cómo otros se dan cuenta que están envejeciendo y reírse sin parar de ello.

'Creo que puedo decir que sí', responde divertida la escritora, cuando se le pregunta si su libro es una especie de fuente de la eterna juventud social.

La autora, quien publica constantemente en The New York Times y fue editora de la sección de zapatos y lencería para la revista Glamour.

'Mucha gente ahora se ve más joven con botox, cirugía, ejercicio, se pintan el pelo y usan cosméticos, pero si actúan como viejos, pues todo eso no hace mucho sentido. Lo mejor es verte como te veas, pero tener conciencia sobre cómo no actuar como un viejo'.

Cinco novelas y 10 exitosos libros de nombres de bebés pasaron para que a Pamela se le prendiera el foco sobre el tema para este texto. Fue durante una reunión de fin de cursos en la que todos los padres de familia, con hijos ya en carrera, sólo hablaban de los éxitos de sus 'pequeños'.

'Nadie hablaba de sí mismo, y me di cuenta de golpe que eso los hacía verse como personas mayores o más viejas de lo que eran', recuerda todavía con sorpresa en la voz, 'y eran personas en sus 40 y 50, no gente de 80 años.

'En ese momento pensé que había toda una nueva generación de formas en las que la gente estaba actuando como vieja y que no era la misma manera en que nuestros propios papás pudieron actuar como viejos, y que estábamos haciendo estas nuevas cosas muy mal'.

Los adultos mayores de hoy, explica, fueron personas que ya eran adultos cuando sucedió la revolución sexual, la era hippie, el feminismo y el orgullo étnico (cuando menos en Estados Unidos).

'La gente de mi edad en sus 40 y 50, cuando entramos en años fuimos la generación liberada. Pensamos que nosotros inventamos la palabra 'cool', que nunca seríamos como nuestros padres y que siempre estaríamos en contacto con el mundo del estilo, el cambio de cultura, incluso, teníamos un slogan: 'no confíes en nadie mayor de 30'.

'Lo que pasó es que a pesar de tus mejores intenciones, el mundo está cambiando demasiado rápido como para que tú lo alcances y de alguna forma no reconoces las canciones que tocan en el radio, y ni siquiera te gustan. Y miras a las cosas que los jóvenes usan o están de moda y dices: 'eso está horrendo', y te escuchas decir las mismas cosas que tus papás decían cuando tú eras joven'.

Y ahí es donde el viejito que los adultos llevan dentro comienza a ganar fuerza, en algunos más temprano, tal vez en sus 30 o en los primeros años de los 40, que es la edad que tienen muchos de los fans del blog de Pamela, que inició antes que la edición y que contiene buena parte de los puntos sensibles que toca el libro.

Cuando empieza el reloj a pesar
La edad comienza a abrirse paso a través del espíritu joven sin depender enteramente de la edad cronológica tanto como de la vida que lleve cada uno.

Casarse, tener hijos, comprar casa, adquirir un crédito hipotecario, comenzar a pensar en el ahorro para el retiro, es la antesala para dejar de salir a los bares de noche, comprar ropa más moderna hasta llegar a perder el toque que pensaste nunca se iría.

'Pensamos en 'viejo' de muchas maneras negativas, como estar fuera de toque, fuera de onda, ser inflexible y de cierta forma somos como la frase de Shakespeare 'hoisted by your own petard', y creamos esta cultura de lo joven, celebramos la juventud y ahora que somos la gente vieja, ya no nos gusta tanto'.
Actuar como un viejo, nunca ha sido padre, dice la escritora.

'Me hacen muchos comentarios cuestionando qué tiene de malo ser viejo, si muchos han trabajado para ganarse la madurez, la experiencia y la sabiduría y, la verdad, y no quiero tener 25 años otra vez y no quiero actuar como si tuviera 25, tampoco, menos negar las grandes cualidades que vienen con la edad, pero al mismo tiempo creo que actuar viejo en el sentido negativo nunca ha sido padre'.

Foto: La Prensa

Disfruta aquello que más de gusta.


Busca ser feliz

'Yo creo que, como seres humanos, siempre vamos a tener motivos para estar sufriendo o para ser felices. Por eso mismo, hay que hacer una decisión', reflexiona el conductor, conferencista y comediante Omar Chaparro.

'Si te enfocas en los aspectos negativos de tu vida, como que está nublado o que no te gusta el Gobierno, vas a estar dándote golpes en la pared y atrayendo cosas negativas'. Para comprender la felicidad, practicarla y después regalarla, es indispensable analizar los factores que la propician.

'Para mí, un regalo de felicidad es descubrir qué te apasiona en la vida, decidirte y hacer todo lo que está en tus manos por dedicarte a eso', dice la coach personal y empresarial Eva Alfaro. Ser feliz es una actitud que puede desarrollarse, señala el motivador, escritor y conductor de televisión Omar Villalobos.

'La felicidad es complicada. La mayoría de la gente piensa que es decir: ' ¡hurra, hurra!' y ya. No es así; eso es endorfina que corre por tu cuerpo. La verdadera felicidad incluye dolor, depresión, tristeza, orgullo; es aprender a vivir con lo que tienes y disfrutarlo', asegura Villalobos.

'Yo doy felicidad, ya que alguna vez leí que tratara siempre de sonreír, porque no sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa. Así que trato, aunque esté teniendo un mal día o un mal momento, de sonreír, porque no sabes qué puede provocar una sonrisa. No es fácil, pero tampoco imposible', cuenta el comediante Gonzo.

Queda, pues, en nosotros la imperiosa tarea de cultivar ideas positivas que lleven a alcanzar la felicidad, sonreír y compartir nuestra alegría.

La psicología propone una pequeña receta para experimentar felicidad cuando lo desee. Se debe potenciar el lado hedonista y disfrutar aquello que más nos gusta, cultivar los hobbies o aficiones que más nos satisfacen y encontrar un sentido más allá de la vida y más allá de uno mismo.