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Hondureños resaltan legado del padre Antonio Quetglas

  • 12 junio 2017 /

Llegó a Honduras en 1963 y su legado es amplio, ya que colaboró con muchos proyectos sociales.

Tegucigalpa, Honduras

Los hondureños –especialmente la feligresía católica– están de luto, y es que el fallecimiento del sacerdote Antonio Quetglas ha dejado un gran vacío.

Todas las personas que lo conocieron y las que colaboraron en sus múltiples proyectos resaltaron la gran labor altruista que ejerció por muchos años a favor de la comunidad hondureña.

El sacerdote murió ayer en horas de la mañana en su casa de habitación a raíz de un paro respiratorio. Esta noticia tomó por sorpresa a la comunidad cristiana del país.

El padre Reinaldo Bejarano informó que “el padre Antonio hoy (ayer) ha partido al reino de los cielos en horas de la mañana. El ángel que el cielo gana hoy cubre cada uno de nosotros a través de su gran obra”, apuntó.

Desde ayer, a las 3:00 pm, el cuerpo del sacerdote fue velado en la parroquia Medalla Milagrosa, en la capital, hasta donde llegaron decenas de feligreses.

Muchos capitalinos recuerdan con agrado al presbítero y muchos llegaron a despedirse al recinto religioso.

Algunos no ocultaron su dolor, y con lágrimas demostraron el aprecio que le tenían.

Hoy a las 10:00 am celebrarán una misa de cuerpo presente en esta misma iglesia y posteriormente será llevado al cementerio del templo menor de Suyapa.

Desde ayer a las 3:00 pm, el cuerpo del padre Antonio Quetglas fue velado en la iglesia Medalla Milagrosa.

Legado

Quetglas llegó en 1963 a Honduras, desde entonces inició su labor pastoral y social en el país, creando la Fundación Obras Sociales Vicentinas (Osovi) en 1995.

Su dedicación, bondad e impulso inspiró y concretó decenas de obras hacia los más pobres, desde niños hasta ancianos.

Su mano y su obra tocaron no solo a enfermos de males físicos, sino también impulsó la rehabilitación de otro tipo de males como el alcohol.

El padre siguió su labor desde la Arquidiócesis de Tegucigalpa, contagió con su obra a empresarios y laicos que lo apoyaron y que tomaron su ejemplo y su mensaje como objetivo de vida.

Desde su llegada a Honduras, el presbítero realizó una extraordinaria actividad y entrega que queda reflejada en la construcción de unas 10 capillas y un comedor infantil.

Su mano amiga también llegó hasta Jutiapa, Atlántida donde construyó un comedor infantil y una escuela de artes y oficios para atención a los más pobres.

Los católicos asistieron a este recinto religioso, en donde realizaron oraciones y rosarios.

La valiosa labor del padre Quetglas inspiró que en Honduras se instituyera un premio en su honor, el que tiene dos finalidades: reconocer su trayectoria de servicio pastoral y humanitario e incentivar a otros a que tomen su legado.

Entre los fieles que asistieron a la vela del sacerdote se encontraba Juliet Handal, quien con mucha consternación lamentó el deceso del religioso.

“Compartí mucho con él. Era un ser extraordinario como pocos, entregado, y prefirió quedarse en Honduras”, exteriorizó.

Recordó que su llegada fue a la zona norte del país, pero después se trasladó a la capital.

“Aquí lo necesitábamos también para que siguiera con esa obra que creó allá, la Casa del Niño y de la Niña”, indicó.

Igualmente, Martín Martínez, otro de los feligreses que tuvieron la oportunidad de conocer al padre, mostró su tristeza luego de conocer la noticia del deceso.

“Lamentablemente él ha fallecido, pero ya está descansando porque durante su vida fue muy trabajador, ayudó mucho”, finalizó.

Los familiares del sacerdote fueron notificados ayer y hoy estarán en el sepelio.