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Tiroteo en centro Renacimiento deja dos menores muertos

  • 15 enero 2015 /

Integrantes de la pandilla 18 intentaron despojar de su arma a un soldado, quien hizo un disparo de advertencia.

Tegucigalpa, Honduras

Un enfrentamiento armado entre militares y menores infractores internos en el Centro Renacimiento, ubicado en Támara, Francisco Morazán, dejó dos muertos y cuatro heridos.

Las víctimas mortales son David Alberto Molina Sánchez (16) que murió en el reclusorio y Emerson Espinal, el que expiró en el Hospital Escuela. Ambos serían integrantes de la pandilla 18.

En el altercado también resultó herido el sargento raso Mario Rolando Suazo Vásquez (20); este fue atacado a pedradas por los internos, por lo que tuvieron que hacerle varios puntos en su cabeza.

Eran las 9:30 am cuando comenzó el intercambio de balazos. Según las autoridades penitenciarias, el percance comenzó cuando Emerson Espinal intentó despojar de su fusil al uniformado de las Fuerzas Armadas.

“El soldado hizo un disparo de advertencia al piso, pero en eso venían los otros menores que salieron heridos. Emerson tenía un arma, por lo que los soldados tuvieron que repeler el ataque”, informó un oficial del Ejército.

Kenett Sabillón, subdirector del Instituto Penitenciario, reveló que los integrantes de la pandilla 18 “estaban arriba del techo disparando con los fusiles”.

Explicó que las autoridades no pudieron proceder en contra de los menores debido a que ellos se valieron de que tenían a sus familiares con ellos, por lo que no les permitían salir.

Aseguró que el problema se les ha ido de las manos a las autoridades debido a que las leyes hondureñas no permiten que personas armadas estén a cargo de la custodia de esos centros. El cruce de balazos duró unos 15 minutos, según los vecinos del lugar, que cerraron las puertas de sus casas y negocios para evitar ser víctimas.

A medida que otros infractores se iban sumando al enfrentamiento, los militares tuvieron que retroceder la marcha hasta salir del lugar para evitar más muertos.

Durante la refriega y después de la misma, los menores no permitían la salida de sus parientes, entre ellos mujeres, niños y personas de la tercera edad, así como de tres custodios del lugar, por lo que las autoridades decidieron suspender el ingreso de otros parientes que aguardaban en las cercanías del lugar.

Familiares de los cabecillas de la pandilla se ofrecieron para dialogar con sus hijos y pedirles que dejaran salir a las personas que mantenían retenidas. Al final los menores infractores cedieron y las autoridades retomaron el control del centro.