Son sectores de la economía vulnerables a la violencia, y aunque quieren salir adelante con sus microempresas, no pueden ante la falta de financiamiento, algunos han tenido que cerrar o abandonar sus oficios por esta causa.
Son miles los pequeños negocios como pulperías, abarroterías, talleres de mecánica, pintura, ferreterías, que funcionan en zonas “rojas”, marcados por la violencia como Chamelecón y Rivera Hernández, que buscan crecer o al menos mantenerse, sin embargo, por residir en estos sectores violentos y en algunas partes hasta inundables no tienen acceso a créditos en la banca comercial.
Una persona que reside en el sector de la Rivera Hernández que prefirió ser llamada únicamente por su segundo nombre “Cristina”, compartió que conoce muchas personas que han perdido hasta sus casas por créditos de 100 mil lempiras brindados por prestamistas con intereses tan altos que no han podido pagar.
“Piden crédito a mujeres y hombres que ya se sabe que pegan fuerte con los intereses y ellos les piden una garantía como los papeles de la casa o de carro si tienen, pero como es la única opción que poseen. Algunos es para hacerles mejora a los negocios o comprar herramientas, productos, pero da pesar, he conocido a muchos que así han perdido sus casas”, contó Cristina.
Efraín Rodríguez, líder de la mipyme, explicó que en la banca no hay un producto diferenciado para la micro y pequeña empresa, que no tiene la misma capacidad de venta y de pago que la gran empresa.
Resienten que muchos no tienen acceso a créditos, algo que ha llevado al cierre de negocios porque no tienen capital de trabajo. Claudia Pineda, representante del sector informal, también comentó que la alternativa de los vendedores son créditos con prestamistas que cobran altos intereses.
Aunque señaló que muchos no piden grandes cantidades por su capacidad de pago, algunos son créditos de L5,000.
Transporte
Uno de los sectores que están siendo duramente golpeados tanto por la inseguridad como por la falta de oportunidades es el sector transporte. Situación que ha llevado a muchos a emigrar ilegalmente, aseguran.
Benjamín Castro, presidente de la Cámara del Transporte de Carga de Honduras (Catracho), declaró que la falta de dinero les impide mejorar el mantenimiento de las unidades y crecer.
“Eso limita nuestra visión porque no hay manera de crear un fondo para esos asuntos provenientes del transporte, porque las tarifas no están aplicadas como manda la ley”.
Castro detalló que reparar un motor es oneroso y puede andar arriba de los L120,000, reparar una transmisión cerca de los L100,000. “Todo está tan caro, las llantas, todo; si tuviéramos acceso a créditos y cuando alguna entidad financiera se atreve a dar préstamo los intereses son arriba del 25%, que no podemos pagar porque nuestra utilidad anda cerca del 7% y el 8% después del impuesto”.
Por no poder pagar esos intereses, la entidad financiera les ha requerido el vehículo y hasta sus casas hipotecadas a algunos de los transportistas, agregó Castro.
Henry Rodas, dirigente de taxistas, lamentó que no haya planes crediticios. Quienes sacan préstamos deben hipotecar sus activos. “A veces ni calificamos a préstamo por el hecho de ser del transporte, también sufrimos discriminación social, en muchos autobancos no nos atienden por ir en taxi, en universidades también, eso ha incrementado la ilegalidad en el sector”, subrayó Rodas.
Para el economista Rafael Delgado, se debe impulsar las cajas de ahorro, las cooperativas, que son intermediarios financieros más cercanos a los microempresarios. “La banca se enfoca en sectores que implican menos riesgo y más retorno. Creo que se debe trabajar en mejorar la seguridad ciudadana”, apuntó.
