Este patrón consiste en una combinación de hábitos perniciosos como dormitar en exceso, seguir una alimentación caótica e improvisada, pasar demasiadas horas sentado frente al televisor, mantener actividades que apenas consumen energía, comenzar el día pasada la media mañana, conciliar el sueño a altas horas de la madrugada, y mantener largos períodos sedentarios a lo largo del día.
De acuerdo a estos expertos, aunque este círculo vicioso puede crecer en períodos como las vacaciones, cuando tenemos más tiempo libre y menos obligaciones, también se produce a lo largo del año de trabajo, cuando el ritmo de vida se acelera y el estrés fomenta el descontrol en nuestra vida o dificulta unos hábitos saludables.
Igualmente consideran como “personas de riesgo” de incurrir en estas conductas nocivas, a aquellas que están jubiladas, con algún tipo de incapacidad o desempleadas; o bien expuestas a situaciones que fomentan el sedentarismo, como el trabajo realizado desde casa, la adicción a un ocio relacionado con el ordenador o los programas televisivos, o el cuidado de los hijos, que deja menos tiempo libre para hacer deporte.
Para estar en forma
Por esta razón, el IMEO ha ideado una “fórmula universal 2-4-8” que contribuye a mantener a raya el sedentarismo y los kilos de más sin necesidad de realizar grandes sacrificios y fundamentada en la identificación de los tres momentos clave que reinciden en el aumento del sobrepeso, como los excesos gastronómicos, las ingesta tardía y la insuficiente práctica de actividad física.
En esta fórmula, el número 2 hace referencia al total de excesos gastronómicos permitidos; el 4 indica la hora de la tarde a partir de la cual conviene reducir la ingesta de alimentos; y el 8 representa las horas que debemos dedicar a la alguna actividad física a lo largo de la semana.
Hábitos saludables
La actividad física no requiere deporte ni gimnasios necesariamente; debe subir escaleras, bajarse una parada antes del autobús, ir en bicicleta a trabajar o simplemente caminar es ideal para sentirse bien.
Entre las 6 de la mañana y las 6 de la tarde se produce la “fase activa”, nos predisponemos a funcionar con la máxima eficacia en tareas que requieran un esfuerzo mental o físico en la que necesitamos más calorías provenientes de frutas, verduras.
Lo importante es moverse, motivarse y notar el efecto beneficioso del ejercicio para nuestro cuerpo y equilibrio emocional. Los expertos señalan que, en grupo y con música, la actividad física mejora de forma sobresaliente las situaciones de ansiedad y estrés.
De las 6 de la tarde a las 6 de la mañana se produce la “fase de reconstrucción”, nos predisponemos al descanso, con un sueño reconstituyente y el consumo calórico es menor y son favorables los alimentos con contenido proteico.