El aloe vera y su poder nutritivo

El gel que se esconde en la hoja del aloe vera no solo es bueno para recuperar la piel de quemaduras y cicatrices, también se revela como un complemento alimenticio de extraordinarios efectos beneficiosos para el organismo.

  • 27 jul 2021

SAN PEDRO SULA.

Cuando se pela la hoja de una planta de aloe vera se obtiene una gelatina incolora, insípida e inodora que, preparada y añadida a un zumo, a un gazpacho, a una salsa o a cualquier otro alimento, puede reforzar el sistema inmunológico al incrementar la producción de linfocitos, algo muy recomendable en medicina, por ejemplo, para las personas que se han sometido a un tratamiento de quimioterapia.

Pero también palía la pérdida de hierro (es el alimento del mercado que más hierro tiene después de las almejas y los berberechos) y proporciona fibra favoreciendo así el tránsito intestinal.

El catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Cádiz, Francisco Macías, lleva dedicado al estudio del aloe vera más de una década y por eso destaca su alto potencial nutritivo, además de su probado efecto como recuperador de la epidermis al ser utilizado como producto de uso tópico y planta medicinal durante siglos.

Macías explica que la apuesta por el aloe vera se hace desde una doble vertiente: la farmacéutica y la alimenticia, lo que llama el “nutracéutico” o alimento que tiene propiedades y beneficios para el bienestar del cuerpo. Otros ejemplos de nutracéuticos son los yogures que ayudan a bajar el nivel de colesterol o los preparados lácteos para aumentar las defensas del organismo.

Cómo extraer el gel de Aloe Vera
Si usted posee una planta de aloe vera puede utilizar sus hojas cuando tengan unos tres años. El procedimiento consiste en cortar la hoja y quitar la corteza externa. De ahí se extrae el gel transparente, se tritura y filtra.

“Cuando la hoja no está bien cortada, ni preparada puede que las aloínas den un olor raro y pueden dejar un regusto amargo. Eso se puede nivelar con otros ingredientes ya que el aloe siempre se contempla como parte o complemento de un alimento, no para comerlo solo”, afirma el catedrático.

La otra opción es comprar la hoja de aloe vera envasada y con una etiqueta que marca su contenido calórico, las proteínas, los aminoácidos…y la forma de conservarlo. “En algunos lugares ya se vende pero la idea es popularizarlo y que llegue a las grandes superficies”, señala Macías.

Y para eso se han unido productores de aloe vera en Andalucía y han creado Asocialoe (Asociación Nacional de Empresarios del Aloe) presidida por Andrés López Raya con el fin de expandir el cultivo de esta planta medicinal, organizar el sector y crear una denominación de origen para un producto que, asegura, puede ser rentable.

Andrés López Raya es asimismo consejero delegado de la empresa “Las Coronas”, ubicada en Carmona (Sevilla), que transforma la hoja del aloe en zumo para servirlo puro o como ingrediente de bebidas isotónicas, refrescos, yogures, gazpachos, salmorejo…Y también distribuyen la hoja fresca empaquetada al vacío que ya utilizan algunos reconocidos restaurantes de Sevilla, Córdoba, Madrid o Cataluña.

En la cocina
En la cocina de Sergi Arola probaron el aloe vera “marinado”, como guarnición de un carpaccio, y en zumo para un postre: “Espuma de aloe vera con crema de la fruta de la pasión”, el más solicitado de la carta, explica el jefe de cocina Manuel Berganza, quien recomienda tener el gel en remojo y pasarlo varias veces por agua para quitarle el amargor.

“El aloe vera no tiene sabor, tiene propiedades”, explica el cocinero quien elabora una base de crema con este gel que agrega al gazpacho, a la besamel de las croquetas, a la vinagreta de una ensalada o, incluso, en la coctelería, en especial en los gin-tonic.

Los clientes se interesan por estos platos de aloe y en el restaurante les explican los efectos beneficiosos para las digestiones y el tránsito intestinal.

Las posibilidades del aloe vera como complemento de la dieta son cada vez mayores y eso que es la cuarta planta a nivel mundial que más se utiliza para productos transformados (286, según Asocialoe). Una versatilidad ya presente desde los orígenes de la humanidad.