Alimentos que influyen en la salud de tus dientes y tu boca

Una correcta higiene es imprescindible para mantener una buena salud dental.

  • 30 nov 2020

SAN PEDRO SULA.

Desde el inicio de la vida, llevar unos hábitos de vida saludable acompañados de una buena alimentación y una buena higiene oral, son indispensables para el desarrollo y mantenimiento de la dentadura, ayudando además a prevenir y mejorar la situación clínica de muchísimas patologías.

El fósforo y el calcio son los minerales encargados de la estructura y rigidez de los huesos y por lo tanto, de los dientes. Sin embargo, en este proceso se ve implicada también la vitamina D, ya que su presencia es imprescindible para una correcta absorción del calcio y mantener los niveles normales de fósforo.

La vitamina C a su vez, ayuda en el mantenimiento y reparación de los dientes, ya que los mismos se mantienen unidos gracias a unas fibras formadas por una proteína llamada colágeno, cuya formación sólo es posible en presencia de esta vitamina. Además, la falta de vitamina C puede ocasionar inflamación y sangrado en las encías, dando lugar a diversas enfermedades.

Las principales fuentes de fósforo y de calcio las encontramos en alimentos tanto de origen animal como vegetal, sin embargo en el caso del fósforo su biodisponibilidad es muy baja y por lo tanto es mucho menos absorbible por el tracto gastrointestinal.

-Fuentes de fósforo: lácteos, carnes, pescados, legumbres, cereales y frutos secos.

-Fuentes de calcio: pescados de pequeño tamaño, marisco, lácteos, frutos secos y semillas, legumbres, verduras de hoja verde y bebidas vegetales.

-Fuentes de vitamina D: Exposición solar controlada y moderad; alimentos, como pescados azules, yema de huevos y carnes; y suplementación.

-Fuentes de vitamina C: en frutas, sobre todo en aquellas cítricas como la naranja, el pomelo o el kiwi y en verduras, predominando el pimiento como mayor fuente de vitamina C.

La boca, al ser la primera barrera de la digestión, juega un papel fundamental en la alimentación, siendo los dientes los primeros en actuar junto a la saliva en este proceso, por lo que quedan expuestos en primera línea a todo tipo de problemas, entre los más comunes por ejemplo, las caries y las enfermedades periodontales.

Las bacterias que se encuentran de forma natural en nuestra boca, actúan fermentando el azúcar de los alimentos que ingerimos, favoreciendo así un medio ácido que actúa desmineralizando el esmalte de nuestros dientes. Un consumo ocasional acompañado de una buena higiene bucal no tendría porqué preocuparnos, ya que los mismos dientes son capaces de remineralizar su esmalte, sin embargo, cuando el consumo es excesivo o entre horas, no dejamos tiempo a que realicen su proceso de remineralización y por lo tanto favorecemos la aparición de caries.

Otro aspecto a tener en cuenta es la consistencia de los alimentos, todos aquellos más blandos o de textura gomosa se adhieren con más facilidad al diente, provocando sarro si no se eliminan bien, por lo que acompañar estos alimentos con agua para evitar su adherencia y una posterior limpieza bucal puede evitar la aparición de caries.

Sin embargo, para mantener una buena salud bucodental no basta con evitar los azúcares, ya que además de las caries, existen muchas más enfermedades como por ejemplo las enfermedades periodontales que afectan al 11,2% de la población mundial de forma severa según la OMS.

En el tratamiento de la enfermedad periodontal, el objetivo principal es reducir la carga bacteriana. Numerosos estudios, apuntan que el consumo elevado de frutas y verduras ayuda a disminuir la placa bacteriana reduciendo así el riesgo de sufrir estas enfermedades. Además, es importante tener en cuenta la consistencia física de los alimentos, ya que una dieta de consistencia blanda no es capaz de estimular los tejidos periodontales y por tanto la encía durante la elaboración de los bolos, aumentando el riesgo de padecer este tipo de enfermedades.

Una alimentación equilibrada y variada, acompañada de una correcta higiene bucal será la mejor aliada para un correcto crecimiento y desarrollo de los dientes, evitando la aparición de caries y otras infecciones bucodentales.