Maneras para evitar el estrés por la comida

Bajar de peso rápido puede provocar angustia y estrés por los excesos cometidos en la alimentación.

  • 13 jul 2020

SAN PEDRO SULA.

Los especialistas de entulínea recomiendan una serie de pasos para defenderse del estrés que nos provoca una vida poco saludable:

•Distraer la mente. Encontrar alternativas a la comida que hagan sentir bien: buscar compañía de gente que te apoye, llamar a los amigos, escuchar música favorita, recurrir a un libro, conectarse un rato a Internet. Si pasados 10 o 15 minutos las distracciones no funcionan, pasa al siguiente punto.

•Engañar a la ansiedad. Si no se puede evitar comer, elige alimentos saciantes o con bajo aporte calórico (fruta, embutido de pavo, copos de avena, yogur desnatado natural...). Hay que anticiparse a los impulsos: organizar la cocina colocando a mano los alimentos más ligeros y poniendo fuera del alcance los más calóricos. Elegir menús infantiles en caso de comida rápida, dulces o helados de tamaño pequeño y/o sus versiones ligeras.

•«Levántate y anda». En cuanto se sienta tristeza, ansiedad o nerviosismo, hay que salir inmediatamente a dar un paseo o realizar alguna actividad física que aleje de la comida (tareas domésticas, hacer la compra, subir y bajar escaleras…). El ejercicio relaja y reduce el estrés.

•Puños dentro: Para una relajación temporal, un buen ejercicio es apretar los puños con fuerza durante cinco segundos y luego abrirlos. ¡Un buen recurso si se está en el trabajo!

•Mascar chicle: Al estimular las mandíbulas nos relajamos de forma natural. Consumido con moderación (2 chicles al día y no más de media hora seguida masticando) también da sensación de saciedad, sobre todo los chicles con sabor mentolado. La acción de masticar «engaña» al cerebro y al estómago.

•Respirar lento: Cuando estamos nerviosos o estresados, solemos hiperventilar (sobre respiramos). Otro ejercicio es acostumbrarse a respirar de forma más lenta y regular.

•«El que canta, su mal espanta»: tanto si afinas como si no, cantar alivia la tensión, porque respiramos profundamente y se reducen las hormonas del estrés.

•Ayuda y anímate: la generosidad eleva el espíritu. La satisfacción de hacer algo por los demás nos llena de endorfinas, las hormonas de la felicidad.

•Tazas de relax: Hierbas como la valeriana, la manzanilla, el tilo (tila), la menta poleo o la melisa tienen efecto relajante, proporcionan un alivio momentáneo y muy placentero y no engordan. Para aprovechar su efecto calmante y dormir mejor, se deben tomar por la noche. Entre horas también pueden actuar como un tentempié saciante.

•Ponte un diez: relájate dedicando 10 minutos diarios a la meditación. Basta con hacer un alto en la rutina para «conectar» contigo: resérvate un lugar tranquilo en casa, con luz suave, nos ponemos cómodos y reflexionamos sobre la jornada, objetivos, sentimientos…

•Ve al origen, investiga la causa de tu ansiedad. ¿Hemos sido demasiado restrictivos? Si es así, habrá que planificar los menús de otra manera, incluyendo más alimentos que gusten. Si hay algún problema que preocupe, o que haga sentirse triste o estresado, se debe afrontar el problema y buscar soluciones sin recurrir a la comida. Es un buen ejercicio anticipar los problemas y prestar mucha atención a los motivos reales de la ansiedad por la comida.