Con la muerte de cinco personas en la colonia La Pradera, la Dirección Nacional de Investigación Criminal, Dnic, continuó hoy realizando las investigaciones pertinentes que los llevará a dar con los autores del múltiple crimen.
Según algunos testigos, el hecho tendría vinculación con la banda de los Olanchanos, que opera en el sector Satélite. De acuerdo con la versión de algunas personas, el joven José Claros habría participado en la masacre de la colonia Sandoval el pasado 20 de octubre en la que fallecieron dos personas y resultaron heridas siete.
Sin embargo, las autoridades no mantienen como móvil esa versión y se descarta hasta que las pesquisas demuestren lo contrario.
Luto en La Pradera
Tres mujeres y dos hombres fueron ultimados ayer mientras dormían en dos casas del sector del bulevar Las Torres en la colonia La Pradera. Cinco hombres armados se introdujeron en las viviendas y atacaron directamente a los hoy occisos, aunque había más personas con ellos.
Serían las 5.30 de la mañana cuando fueron ultimados la comerciante Eduarda Granados, 40, y su hijo Kevin, 17.
Luego fueron acribillados por los mismos sujetos, en la casa contigua, Elena Montoya Peña, 44; la estudiante Linda Joselyn Claros Hernández,18, y su hermano José Claros Hernández, 36.
La Policía de Investigación destacó a la escena del crimen a varios detectives, pero hasta ayer no tenían información que les permitiera identificar el móvil del múltiple crimen.
Según las impresiones de inquilinos que viven en unos cuartos detrás de las viviendas, las víctimas no tenían enemistades.
Sin embargo, los agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal, Dnic, dijeron que revisarán los archivos para verificar si todas o algunas de las víctimas pueden tener denuncias en su contra o ilícitos cometidos.
Quiénes eran
En la primera casa se supo que Elena Montoya se dedicaba a sus labores de ama de casa. Linda era estudiante de secundaria y su hermano José Lisandro trabajaba en una maquiladora. El cuerpo de éste fue encontrado en el patio de la casa, lo que hace suponer que intentó huir de la balacera.
Mientras tanto, de las personas que vivían en la casa de al lado se supo que doña Eduarda Granados tenía un puesto de venta de comida en Industrias Chamer, en la salida a La Lima, y que su hijo Kevin le ayudaba en el negocio. El adolescente fue asesinado en su cama mientras dormía.
Una hermana de Eduarda, descompuesta por el llanto, dijo que el único delito de la hoy occisa era ser amiga de los otros que murieron en la casa vecina.
Los parientes de las víctimas se negaron a dar declaraciones, visiblemente adoloridos.
Varias hipótesis sobre los crímenes circularon entre los curiosos que llegaron a la escena sangrienta, pero serán las autoridades quienes determinarán las causas del quíntuple asesinato.
A las siete de la mañana fueron levantados los cuerpos luego de la inspección de los agentes oculares y de la médica forense.
A esa hora, un anciano a quien todos conocían como Jacobo murió atropellado por un auto vendedor de verduras en la 27 calle, a media cuadra de la masacre.
Cifras
2,000 homicidios aproximadamente se registran en el Valle de Sula, según estadísticas oficiales.
14 muertes violentas se registraron entre la tarde del sábado y el mediodía de ayer.