La princesa Eugenia de York sorprendió al llegar a la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, luciendo su vestido de novia sin velo.
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Lo único que llevó sobre su cabeza fue una tiara de esmeraldas y diamantes, una pieza de reinas, otoñal que hizo juego con los pendientes.
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El ramo es una creación de Patrice Van Helden Oakes, hermana del conocido diseñador floral Rob Van Helden, e incluye lirios del valle, jazmines, cardos azules, rosas blancas y hiedra.
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Un par de meses antes de la boda la princesa Eugenia dijo que no quería revelar los detalles sobre su vestido y sin duda que ha sorprendido.
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Lo que sí reveló, la princesa de 28 años, fue lo que no quería: “No quiero mangas merengue, están pasadas de moda”, contó en una entrevista para el programa de televisión The One Show.
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Eugenia llevó un vestido con doble escote en 'V', manga larga y falda abullonada con cola. Un diseño de Peter Pilotto y Christopher De Vos.
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El mejor accesorio que llevó en todo momento la princesa, novena en línea de sucesión al trono británico, fue su sonrisa. Su padre el príncipe Andrew, Duke of York, caminaba muy orgulloso al lado de su hija.
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Este vestido es resultado del estudio de los diseños que antes llevaron otras novias de la Familia Real, pero incorpora las peticiones de la Princesa Eugenia.
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El tejido, especialmente diseñado para la ocasión, incorpora en forma de brocados muchos símbolos significativos para la princesa.
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Algunos de los símbolos presentes en el vestido de Eugenia de York fue el cardo de Escocia, el trébol de Irlanda, la rosa de York y la hiedra, signo de su propia casa.
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Bajo el vestido llevaba unos zapatos peep toe satinados de Charlotte Olympia.
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El vestido dejaba ver la cicatriz de su columna; sin embargo la princesa lucía muy segura.
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Según los expertos los diseños de las novias de la Familia Real Británica se han ido simplificando progresivamente.
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Eugenia se saltó también la tradición de llevar la misma tiara que utilizó su madre y optó por una totalmente inesperada, la tiara Greville Emerald Kokoshnik de la reina Isabel II.
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Gracias a la falta de velo se pudo apreciar todos los detalles del vestido y los accesorios. Uno de ellos fueron los pendientes de diamantes y esmeraldas, los cuales fueron un regalo del novio.