San Pedro Sula. Los portones del hospital Mario Rivas eran resguardados ayer por militares y miembros de la Policía Nacional, pero en las salas la gente entraba “como Pedro por su casa”.
Los guardias abandonaron sus puestos de trabajo el pasado lunes por la tarde porque la empresa privada para la cual laboran les adeuda de ocho a 14 meses de salario.
“Debo cinco meses de cuarto, tengo a mi esposa y a mis dos hijos en Santa Bárbara y me llaman para que les mande dinero para la comida.
Esto es una injusticia”, expresó Javier Tejada, uno de los 46 celadores afectados. En los alrededores del centro asistencial permanecen unos 10 militares y cinco miembros de la Policía, pero no de dan abasto para proporcionar seguridad.
Tampoco impiden la entrada y salida de las personas ni revisan sus bolsas o mochilas.La entrada principal de la emergencia de medicina interna permanecía ayer abierta de par en par.
En la salida, cerca de las oficinas administrativas, no había nadie chequeado a quienes se les da de alta.
Hace casi dos meses, los guardias abandonaron sus puestos por las mismas razones; en esa ocasión, la compañía les abonó dos meses.
En esa fecha se contaba con personal de seguridad del hospital que fue contratado por la Secretaría de Salud.
Sin embargo, el contrato finalizó hace una semana y no se volvió a emplear a estos 15 guardias que se hacían cargo de la seguridad en las salas.
A los vigilantes se les unirá hoy el personal de limpieza del Mario Rivas, pues también le deben varios meses de salario.
