Empezaron inculcando en los escolares lo importante que es reciclar, pero luego la enseñanza se convirtió en una fuente de ingreso para restaurar las aulas de la escuela Altagracia Sánchez.
Los alumnos depositan diariamente los botes plásticos que recogen en las calles y llevan de sus casas en una pila que está en este centro educativo, luego son llevados por los profesores a las empresas recicladoras para venderlas. Con los fondos obtenidos en la actividad pretenden construir una cocina y la sala de maestros, que ya se empezaron a edificar.
“La iniciativa nació al ver que la colonia Felipe Zelaya estaba muy sucia. Queríamos darles a los niños un mensaje de la importancia de la limpieza, pero notamos que podíamos sacarle provecho a esta actividad recolectando los botes”, dijo Exequiel Sauceda, maestro de la institución.