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Honduras: Tormentas y huracanes han causado más de $11,000 millones en daños

  • 19 abril 2021 /

En 50 años, más de 50 fenómenos afectaron al país. Una decena de fenómenos provocaron grandes daños económicos. El Fifí y el Mitch fueron los más destructivos.

San Pedro Sula, Honduras

Una decena de fenómenos climatológicos ocurridos en los últimos 50 años le causaron a Honduras más de $11,000 millones en daños y pérdidas por carecer de infraestructura adecuada para controlar y contener las inundaciones.

Esta suma mínima de daños y pérdidas, la cual equivale a la actual deuda externa pública y privada ($10,849 millones), excluye el costo de reposición de la infraestructura y los gastos millonarios que los diferentes gobiernos han erogado para atender cada crisis humanitaria derivada de las catástrofes.

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Desde 1969, cuando Francelia golpeó al país, hasta 2020, cuando Eta y Iota anegaron la costa norte, los hondureños han estado perdiendo un promedio de $220 millones anuales porque los gobiernos no han construido nuevas represas y canales de alivio en las regiones más vulnerables, como el Valle de Sula.

Foto: La Prensa

El noviembre pasado los huracanes Eta y Iota, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), causaron unos $2,000 millones en daños y pérdidas (más 95 muertos), saldo que Honduras pudo haber reducido o no haber pagado si en la última década el Gobierno hubiera construido directa o indirectamente con $1,100 millones tres represas en el noroccidente: los embalses de El Tablón en Río Chamelecón (con una inversión de $168 millones) y Los Llanitos y Jicatuyo ($900 millones) en el Río Ulúa.

En medio siglo, los huracanes, lluvias y depresiones, además de causar más de 15,000 muertes y afectar directamente a unas 3 millones de personas, debilitaron la economía y empobrecieron la sociedad al destruir el sistema productivo y la infraestructura vial y portuaria.

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Con seguridad, por lo menos a mediano plazo (próximos cinco años), estas cifras continuarán multiplicándose pues, hasta ahora, el Gobierno no ha colocado ni una piedra en una nueva obra para controlar futuras inundaciones a pesar de la tragedia que atravesaron 437,000 personas el año anterior.

“Eso es seguro. Tendremos más pérdidas si no hay inversión en obras que controlen las inundaciones. Para nosotros, las pérdidas son mucho más grandes porque hay aspectos que no los podemos cuantificar”, advierte Gerardo Meraz, coordindador del Cosejo Regional de Desarrollo del Valle de Sula.

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A lo largo de este período, entidades de las Naciones Unidas, como Cepal, la Oficina para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), otras organizaciones internacionales y la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) han calculado los daños y pérdidas con el objeto de traducir de manera inmediata en números el impacto de los fenómenos y buscar apoyo internacional.

En el informe denominado Evaluación de daños y pérdidas, huracanes Eta e Iota, la Cepal consignó que Honduras perdió $10,200 millones por daños provocados por 25 de 81 fenómenos naturales (epidemias, terremotos, sequías, inundaciones, tormentas y otros) registrados en la base de datos del Centro para la Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (Cred) con sede en Bruselas, Bélgica.

Fragilidad aumenta

Helmis Cárdenas, presidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), cree que las catástrofes derivadas de fenómenos naturales “se están agravando y causando mayores daños económicos por la destrucción de la infraestructura productiva y de comunicaciones y, a pesar de eso, no hay soluciones”.

“En los tiempos anteriores, en la zona norte, la más vulnerable, eran las compañías bananeras las que invertirían en los bordos de contención y tenían un control sobre inundaciones. Sabemos que los problemas climáticos van a empeorar y sabemos que la filosofía del Estado cambió en la década de 1980 por el peso de la deuda externa y las pérdidas continuas de las empresas públicas: el Estado redujo su interés en inversión pública y hoy depende de las alianzas público privadas lo cual demora la realización de estas obras”, dijo.

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Pero la carencia de obras que controlen las inundaciones no sólo es responsabilidad del Gobierno, plantea Cárdenas, “hay poblaciones que se oponen a la construcción de represas grandes porque hay un vacío legal por no haber una reglamentación del convenio 169 de la OIT sobre la consulta libre e informada a las comunidades. Por esto han quemado maquinaria de empresas dueñas de proyecto hidroeléctricos lo cual crea incertidumbre y temor en el sector privado y en organizaciones internacionales que pueden financiar estos proyectos”.

Foto: La Prensa

En media centuria ocurrieron más de 50 fenómenos ( huracanes, tormentas o depresiones tropicales) que afectaron en diferentes escalas al territorio. De todos, el Fifí (1974) y el Mitch (1998) han causado las mayores catástrofes: el 78% de los $11,000 millones dedaños y más del 90% de las muertes.

Cifras de las desaparecidas Secretaría Técnica del Consejo Superior de Planificación Económica y del la Secretaría de Hacienda y Crédito Público indican que el Fifí provocó unos $55 millones en daños solo en infraestructura, equivalente al 20% de la inversión que el Gobierno realizó en los 9 años previos a la catástrofe que dejó más de 8,000 muertos.

Casi dos décadas y media después, el huracán Mitch causó cerca de $6,000 millones en daños (53%) y pérdidas (47%), según Cepal, y provocó un retroceso de 20 años (de acuerdo con el informe El Cambio Climático en Honduras, La Infancia en Peligro de Unicef) en el desarrollo social y económico.

Canal Maya

En 2005, el gobierno de Ricardo Maduro dio por concluido la construcción del canal Maya, construido por la Comisión para el Control de Inundaciones del Valle de Sula para drenar parte del caudal del Río Chamelecón que durante Mitch inundó La Lima y hasta el Aeropuerto Ramón Villeda Morales.

Entre 1998 y 2019, hubo 11 tormentas que causaron 101 muertos, afectaron a 235,000 personas y provocaron daños por $272 millones. En este ciclo, el Maya y otros canales de alivio del Chamelecón y Ulúa soportaron la presión de la carga hidráulica y evitaron nuevas inundaciones.

El año anterior, las lluvias traídas por los huracanes Eta y Iota, según la Comisión para el Control de Inundaciones del Valle de Sula, superaron la capacidad hidráulica de los ríos Chamelecón (1, 900 metros cúbicos por segundo) y Ulúa (4,000 metros cúbicos por segundo) y rompieron los muros de contención e inundaron gran parte del valle.