Cómo volver a confiar en una persona que ya me ha fallado

Lo primero que hay que entender es que en nuestras relaciones a veces hay desencuentros, pero que estos pueden tener solución para volver a confiar.

  • 28 sep 2020

SAN PEDRO SULA.

Nacemos siendo dependientes de otros que nos cuiden y nos protejan, ya que de otro modo no lograríamos sobrevivir. Necesitamos comida, contacto físico, amabilidad, tranquilidad y seguridad, entre otros. Explica Ana de la Mata, psicóloga del centro Psicológico Cepsim, que tenemos un impulso biológico innato que nos lleva a relacionarnos con quienes cuidan de nosotros. Y en el mejor de los casos, las personas que nos cuidan también tendrán un impulso que les llevará a relacionarse con nosotros y satisfacer las necesidades físicas y emocionales.

«Nuestra experiencia como hijos es fundamental en el desarrollo de la confianza, pero no definitiva, pues las relaciones significativas que mantenemos en nuestra adolescencia y vida adulta también contribuyen a dicho aprendizaje», dice la psicóloga. Y mientras los demás estén receptivos a nuestras necesidades y sintonicen con nuestras emociones, todo fluirá. En cambio, no todos los cuidadores o personas importantes pueden o saben acercarse a nosotros emocional o físicamente ni pueden cubrir esas necesidades que solicitamos.

«Cuando esto ocurre nuestro instinto de buscar a otros para ser cuidados, protegidos o vincularnos emocionalmente queda dañado», expone.

Hola, desconfianza
En este caso, cuando notamos que no se nos comprende, lo que aprendemos es a desconfiar de los demás porque nos damos cuenta de que no captan nuestras necesidades o que responden a ellas con enfado, ataques o con respuestas que en vez de calmarnos aumentan nuestro malestar. «De esta forma las relaciones dejan de ser una fuente de apoyo o de disfrute», alerta la psicóloga del Centro Cepsim.

Cabe destacar que, tal como advierte Ana de la Mata, es importante no confundir un vínculo de confianza con la perfección: «Nadie puede captar y cubrir siempre e inmediatamente todas nuestras necesidades. Lo que necesitamos para aprender a confiar es que nuestros cuidadores sean suficientemente buenos. Esto quiere decir que, aunque no cubran todas las necesidades, deben de ser capaces de darse cuenta de sus errores y repararlos».

Cuando algo se rompe
Así es como aprendemos que en nuestras relaciones a veces hay desencuentros, pero que estos tienen solución y que después de ellos se puede volver al confiar. Pero cuando constantemente la confianza se rompe, cada persona y situación es particular tienen una solución: «La forma de reparar un fallo es individual y depende de nuestra historia de vínculos de confianza, experiencias, creencias, circunstancias del suceso que ha roto la confianza, historia de la persona que nos ha fallado, nuestra historia con esa persona, etc.», señala la experta.

Por esto mismo, indica que sería un buen comienzo revisar todos estos aspectos para tomar decisiones que se ajusten a nuestra situación particular: «La psicoterapia es un espacio ideal en el que hacerlo», aconseja.