Son las siglas que identifican al “Movimiento Ambientalista Santabarbarense ”, que así explica su razón de ser: “Es un espacio aglutinador de personas y organizaciones que lo integran de manera voluntaria para la defensa y protección de los bienes naturales y comunes en el departamento de Santa Bárbara y Honduras”. Y como objetivo general: “Incidir a los procesos de transformación ambiental en el departamento de Santa Bárbara y comunidades aledañas, influyendo en los actores sociales y tomadores de decisiones para la conservación, protección y defensa para la salvaguarda de los bienes comunes, respeto a la vida y la participación social, ciudadana y política”.
Gradualmente, nuestros compatriotas han asumido una toma de conciencia a favor de la conservación de la flora y fauna, de los ríos, lagos, lagunas, esteros, humedales, bosques, arrecifes coralinos con que la madre naturaleza nos dotó, concluyendo que la calidad de vida de ellos depende de preservar y no contaminar, ya que de por medio está la salud individual y comunal, que de no cuidarla y protegerla va degradándose inexorablemente debido a un modelo de crecimiento basado en el consumo, que hace caso omiso de los impactos devastadores en el desarrollo humano sostenible e integral.
El modelo extractivista autorizado por sucesivos Gobiernos, en una equivocada visión del progreso, que contamina y depreda, exacerbando la crisis ambiental, ha provocado enfermedades de diverso tipo, incluyendo cáncer, afecciones de la piel, infecciones oculares y respiratorias, entre otras, provocadas por la utilización de productos químicos tóxicos y explosivos, especialmente en la minería. Han tenido que hacer frente a poderosos intereses económicos que son protegidos por políticos, jueces, policías, que han sido previamente sobornados para impedir investigaciones, denuncias, protestas, movilizaciones. Se otorgan licencias ambientales sin estudios previos por parte de expertos para evaluar los impactos resultantes en las personas y en el medio ambiente. En el proceso han ocurrido encarcelamientos, secuestros, asesinatos, que generalmente quedan en total impunidad, siendo los más conocidos e impactantes los de Jeannette Kawas, Carlos Escalera, Berta Cáceres, Juan López. Además de ellos, muchos otros han sucumbido en esa lucha heroica y cotidiana, desigual pero inclaudicable, emprendida por parte de indígenas, garífunas, mestizos, habitantes del hogar común: Honduras, cada vez más frágil y vulnerable ante la progresiva pérdida de la biodiversidad de los ecosistemas. La educación a partir del nivel escolar es fundamental para que las generaciones emergentes hagan suyo el llamado, cada vez más urgente, para impedir la progresiva destrucción ambiental, que puede y debe ser revertida. Que el ejemplo de los santabarbarenses sea imitado en los restantes diecisiete departamentos del país, actuando de manera coordinada y solidaria.