28/03/2024
03:06 AM

Empleo

    Puede que para algunos el tema del desempleo, evidencia rebosante en las estadísticas, pero mucho más en los hogares, en las filas y aglomeraciones a la espera de un llamado, sea ya redundante y traten de descalificar con derivación hacia el mundo político partidario. Pero no es así, es preciso aceptar, reconocer y desafiar, pues “hay, lo que hay”.

    No es de ahora. Cada vez que se anuncia una jornada de acercamiento al mundo laboral con oportunidades de trabajo la demanda superaba con mucho la oferta que se presenta con gran ilusión para los jóvenes, la mayoría de los cuales intenta por primera vez internarse en la jornada laboral o reingresar tras la pérdida de empleo. Toda una odisea convertida en tragedia personal o familiar con cada negativa.

    Según los últimos estudios los jóvenes entre 15 y 29 años son las más numerosas víctimas de las fracasadas políticas en la creación, mantenimiento y fortalecimiento de empleo sobre el que consolidar la economía personal y familiar, estableciendo la confianza cotidiana en un ingreso, aunque sea precario, con el que atender solventemente los gastos para sobrevivir.

    El Consejo Hondureño de la Empresa Privada, Cohep, señala que la tasa de desempleo se sitúa en un 8.6%, lo que significa que más de tres millones de hondureños miran el día a día con la tristeza de una “jornada” más en la que valientemente hay que sobrevivir porque la pobreza, sinónimo de desempleo o subempleo, galopa a paso ligero en la llanura.

    Millones de personas están atrapadas y no hay claridad en horizonte para avizorar tiempos mejores, al contrario, de momento hay complicaciones que sólo con visión de país se podrán eliminar. Es trágico ver a una señora rondando los ochenta años cuya vida, según sus propias palabras, la ha pasado “carretilleando” y barriendo calles que recibe como reconocimiento a su honradez laboral el despido porque hay que incorporar en la nómina municipal de la capital a los allegados, a los del partido que podrían entrar en el presupuesto con la creación de empleo, no con la negación del derecho laboral conseguido en años.

    Pero así vamos recorriendo un tortuoso camino en el que aumenta la pobreza, máximas evidencias de injusticia de quienes llegan a las alturas. Las mieles del poder empalagan y obstaculizan remedios sanadores que, aplicados, sin ningún color, disminuirían la miseria. Pero como todo el que llega iza la bandera de salvación y deslegitima lo anterior, estamos hoy como ayer comenzando desde la negatividad del pasado.

    Tres firmes columnas en los cimientos del país, educación, salud y empleo, lo demás dejará de ser teatro y llegará por añadidura.