24/04/2024
08:14 PM

Educación

    Nuestra misión es hacer del sistema educativo la estrategia de crecimiento económico y desarrollo humano”. Solo falta al desafío expresado por el ministro de Educación, Daniel Sponda, añadir la palabra que en ceremonias religiosas señalan fin con el buenísimo deseo de “así sea”.

    Décadas se viene hablando de la necesidad de enfrentar los problemas del país y en la vanguardia gritan los redentores resaltando la reforma educativa de fondo, pero en la vanguardia se hallan los políticos de todos los colores, cuya visión proselitista para seguir en el presupuesto está condicionada a cuatro años, y por ello es más fructífero llegar con bono, con alimentos o la promesa de un puente, aunque no haya río, que emprender la ruta larga y sinuosa de la educación para las jóvenes generaciones. El informe de Progreso Educativo Honduras 2022 es sumamente revelador, y aunque pensamos cómo se halla el sistema, la investigación de campo tiene mayor credibilidad, sobre todo cuando el trabajo, los hallazgos y proceso de elaboración de resultados finales no se contamina con ideologías ni con intereses sectarios para “lavar cerebros”, como muy habitualmente sucede en nuestro país.

    Presentar soluciones “para hoy” y creer en milagros es aberrante y demagógico, pues serán necesarias décadas, maestros con vocación y padres responsables que acompañen la gestión gubernamental y la dedicación de los mentores. Con este trinomio comprometido, no señalándose unos a otros, habrá ruta y, sobre todo, confianza y ánimo para el triunfo, que no debe ser otro que el cambio radical en nuestra sociedad. La pobreza y la masiva ausencia de confianza para abrirse camino en el campo laboral son las dos explicaciones generalizadas para comprender la alta deserción en centros educativos y la baja matrícula escolar, incrementada por la coyuntura de la pandemia durante estos dos últimos años con “enseñanza” a distancia y “relación” impersonal a través de la red con múltiples deficiencias en el sector magisterial y muchas más en los alumnos.

    ¿Qué podemos esperar para los próximos años? Las previsiones no son bonancibles, al contrario, a las deficiencias en la infraestructura escolar hay que sumar el maquillaje en la enseñanza, que no es más que simulación de lo que debieran ser programas educativos modernos en su pedagogía y contenido en estos tiempos de vertiginosa velocidad en conocimientos y comunicación. Educación para salir de la pobreza o carencia de recursos condicionando fuertemente el sistema educativo es el círculo vicioso que, por causas internas o externas, nos mantiene más que estancados, atrapados, sin que veamos en el horizonte el cambio favorable para el crecimiento económico y desarrollo humano.