26/03/2024
12:01 AM

Dar donde duele

    Las declaraciones del secretario de Seguridad de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, en exclusivas a La Prensa fueron recibidas con atención, pero como en otros muchos temas sobre los cuales las administraciones norteamericanas han aceptado la “responsabilidad compartida”, se quedan cortas y con visión miope, ciertamente interesada, pues la “mira” se dirige a la mitad de la cadena, dejando en el aire su final y en algunos otros graves asuntos el origen de los hechos delictivos y criminales.

    “Hay que atacar las organizaciones que se dedican al contrabando y explotan a los individuos que tratan de ir a otros países que ofrecen otros beneficios”, señaló el funcionario estadounidense quien hizo hincapié en la responsabilidad compartida con dimensión sumamente mayor que la represión contra “coyotes” y autoridades de los países de donde parten los migrantes.

    “Estamos trabajando en un escenario sin precedentes para atacar a estas organizaciones en cómo hacen y ejecutan su trabajo; vamos a atacar sus propiedades y sus finanzas; los vamos a arrestar para y procesarlos para desarticular a esas organizaciones”, prometió el Titular de la Seguridad Nacional del país del norte. Hay que dar donde duela y bien sabemos que las finanzas y las propiedades son esos nervios cuyo toque produce fuerte dolor.

    Lo primero y lo urgente a enfrentar es pasar de las palabras a los hechos, de las intenciones a las acciones con la meta universal y fija, de manera que las políticas y estrategias alcancen el aquí, el allá y el acullá para que haya auténtica efectividad contra las bandas delictivas y criminales organizadas que aprovechan la vulnerabilidad, pobreza y ansiedad de numerosas personas.

    La tecnología proporciona herramientas sumamente eficaces para seguir a estas bandas que sobrepasan las fronteras, también en la Unión Americana. La guerra contra la explotación de los migrantes hay que librarla en su origen, en la ruta y en el destino, pues, aunque sea tema diferente, el combate al narcotráfico se impulsa con mucha más fuerza en las naciones entre los procesadores y los receptores de las “centenares de toneladas” que dicen que pasan, pero que no señalan las entradas y se desconocen quienes reciben allende la frontera del norte.

    La responsabilidad compartida debe estar en la prevención, pero también en la represión de manera que los señalamientos no se hagan hacia un solo lado, al camino, no a la salida ni a la llegada. Compartimos el interés por dar donde duele, pero que sea aquí, allá y acullá para que se logre el objetivo fijado, se eliminen las bandas criminales y se proporcione seguridad y defensa en quienes emprenden el éxodo hacia una vida mejor, real o imaginaria.