19/01/2025
03:56 PM

¿Cuál es el miedo?

    Interrogante que más y más compatriotas se formulan con relación a la llegada a nuestro país de la Comisión Internacional contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (Cicih), promesa de campaña del actual gobierno. Se concluye que deliberadamente se le da largas a esta temática de vital importancia para la investigación de severos casos de cohecho, pasados y actuales. Todo indica que el “blindaje” en el seno del Poder Legislativo continúa vigente, incluso, ha sido fortalecido para impedir llegar al fondo de sórdidos casos de corrupción perpetrados por redes delincuenciales integradas por alianzas entre personajes oficiales y particulares, que desde el poder se lucran de múltiples maneras en perjuicio del erario público.

    Al clamor popular se van sumando, incluso, voces de políticos pertenecientes al sector oficial. Como los diputados Yahvé Sabillón, parlamentario por Santa Bárbara, y Ramón Barrios, representante de Cortés.

    El primero denuncia “la falta de voluntad política” al más alto nivel de la presente administración, agregando: “El pueblo hondureño no va a creer en ninguna promesa de campaña futura de nuestro instituto político, si no cumplimos con esta promesa”, advertencia que debería ser escuchada si se pretende, por medio de elecciones libres y transparentes, continuar rigiendo los destinos del país.

    El segundo expone: “Hay una argolla aquí que impide que venga la Cicih, integrada por los políticos de todos los partidos”.

    Ambos poseen suficiente información veraz para públicamente contradecir las justificaciones esgrimidas por el canciller, quien atribuye a la burocracia de las Naciones Unidas, tal dilatoria, lavándose las manos por la inacción oficial.

    No olvidemos que el 15 de este mes vence el memorándum de entendimiento con la Cicih, sin que se perciban señales de progreso para concretar tal expectativa ciudadana.

    Es muy posible que nuevamente presenciemos en distintas ciudades de la nación marchas de las antorchas en demostración de la frustración y desencanto colectivos, en manifestaciones masivas y pacíficas que han dado ejemplo cívico de participación colectiva y masiva exigiendo el cumplimiento de lo tantas veces prometido y no cumplido. Y sin duda volverán a preguntar “¿cuál es el miedo”?, ¿encontrarán receptividad y respuesta afirmativa a su reclamo? o, por el contrario, se continuarán manipulando pretextos y justificaciones no creíbles para continuar saboteando la promesa electoral?

    El tiempo nos lo dirá.