No solo es cuestión de percepción que se origina con frecuencia en el mundo de la subjetividad o en temporada de proselitismo, sino de hechos tan reales y de un extremo a otro del planeta que el ambiente internacional lo podemos calificar de coctel explosivo.
No será para tanto, señalan los menos pesimistas, pero de tanto estirar la cuerda se puede romper. Veamos acontecimientos y algunas declaraciones que de tanto repetirse no solo dejan de impresionar, sino que afectan el significado de los mismos vocablos y la credibilidad de quien los pronuncia.
Los refuerzos militares norteamericanos enviados a Oriente Medio, la evacuación de personal diplomático en la zona y la alerta de los países europeos evidencian los componentes del coctel al que contribuye decididamente el Gobierno de Irán al retomar la carrera atómica con el enriquecimiento de uranio, que suspendió con la firma del acuerdo de desarme nuclear en 2015, del que se retiró Washington hace un año, mientras que los países europeos, vecinos de tan explosiva zona, han reafirmado su compromiso con lo firmado hace más de cuatro años.
Pese a las muestras guerreristas y las amenazas, la fortaleza política del Gobierno de Moscú actúa de contención. En la política internacional, el Gobierno ruso tiene palabra, como quedó demostrado en Oriente Próximo, la guerra en Siria y en la confrontación con el terrorismo islámico.
En Oriente Lejano, la guerra no será misiles convencionales, pero sus efectos inmediatos conmueven el corazón mismo del capitalismo, Wall Street, con fuertes ictus que llegan a asustar y obligan a anunciar rutas con las que restablecer la confianza. El aumento de los aranceles va de un lado para otro y, a cada golpe, sigue el anuncio de encuentros al más alto nivel para calmar los ánimos, pues como en un conflicto armado, en el campo comercial los daños serán para todos; pero los mayores y más graves para aquellos países con economías más vulnerables y superdependientes.
Echando una mirada hacia nuestro hemisferio, el discurso es similar en su forma y origen, aunque el tema sea directamente más sensible e inmediato para millones de personas que emprenden éxodo en búsqueda de mejor vida; pero que chocan con muro no solo físico, sino de la discriminación, violencia y criminalización. La gran política, geopolítica dicen algunos, y las alianzas tradicionales por vecindad, ideologías o intereses están sucumbiendo en aras del déficit comercial, de la mejoría económica y de las estrategias electorales. ¿Quién dijo amigos?
No será para tanto, señalan los menos pesimistas, pero de tanto estirar la cuerda se puede romper. Veamos acontecimientos y algunas declaraciones que de tanto repetirse no solo dejan de impresionar, sino que afectan el significado de los mismos vocablos y la credibilidad de quien los pronuncia.
Los refuerzos militares norteamericanos enviados a Oriente Medio, la evacuación de personal diplomático en la zona y la alerta de los países europeos evidencian los componentes del coctel al que contribuye decididamente el Gobierno de Irán al retomar la carrera atómica con el enriquecimiento de uranio, que suspendió con la firma del acuerdo de desarme nuclear en 2015, del que se retiró Washington hace un año, mientras que los países europeos, vecinos de tan explosiva zona, han reafirmado su compromiso con lo firmado hace más de cuatro años.
Pese a las muestras guerreristas y las amenazas, la fortaleza política del Gobierno de Moscú actúa de contención. En la política internacional, el Gobierno ruso tiene palabra, como quedó demostrado en Oriente Próximo, la guerra en Siria y en la confrontación con el terrorismo islámico.
En Oriente Lejano, la guerra no será misiles convencionales, pero sus efectos inmediatos conmueven el corazón mismo del capitalismo, Wall Street, con fuertes ictus que llegan a asustar y obligan a anunciar rutas con las que restablecer la confianza. El aumento de los aranceles va de un lado para otro y, a cada golpe, sigue el anuncio de encuentros al más alto nivel para calmar los ánimos, pues como en un conflicto armado, en el campo comercial los daños serán para todos; pero los mayores y más graves para aquellos países con economías más vulnerables y superdependientes.
Echando una mirada hacia nuestro hemisferio, el discurso es similar en su forma y origen, aunque el tema sea directamente más sensible e inmediato para millones de personas que emprenden éxodo en búsqueda de mejor vida; pero que chocan con muro no solo físico, sino de la discriminación, violencia y criminalización. La gran política, geopolítica dicen algunos, y las alianzas tradicionales por vecindad, ideologías o intereses están sucumbiendo en aras del déficit comercial, de la mejoría económica y de las estrategias electorales. ¿Quién dijo amigos?