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Círculo vicioso

  • 09 junio 2022 /

    El toque de las campanas del pueblo sigue teniendo un claro mensaje para los vecinos. Repicar llamaba a fiesta, doblar significaba fallecimiento. Quedó el adagio popular “cuando repican, doblan” para expresar la indecisión en la toma de decisiones contradictorias a gustos de unos y de otros. El tema en la economía ante la evidencia de la guerra y las múltiples dificultades en la distribución de materias primas y productos hay que sumar las secuelas de la pandemia y la crisis alimentaria, calificado todo ello como “confluencia de calamidades” o como decimos entre nosotros, “las desgracias no vienen solas”. En la reunión anual del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, el asunto más sensible es si se halla en camino ya una recesión global, preocupación en los círculos de poder según se desprende de las conversaciones, negociaciones y declaraciones de políticos, empresarios y autoridades de organismos financieros.

    “La idea de que los precios de la energía se dupliquen es suficiente para desencadenar una recesión por sí sola”, señalaba el presidente del Banco Mundial, David Malpass, quien agregó que lo difícil en este momento es acertar “cómo evitamos una recesión”. No doblan las campanas, pero hacia ello se inclinan. También en el Fondo Monetario Internacional se aconseja previsión y prudencia porque “el horizonte se ha oscurecido”.

    “No es inevitable”, señala el presidente Joe Biden, quien no se refirió a las medidas de la Reserva Federal, cuyos miembros ya sienten “pasos de animal grande” en el tema de la inflación. El silencio es más significativo que las palabras, lo mismo que el esfuerzo por apelar al optimismo que en el fondo evidencia la existencia de una amenaza real e inmediata alimentada más recientemente con la escasez en la cadena de suministros de materias primas y granos agravados por la invasión rusa a Ucrania, tsunami geopolítico que está generando ya hambruna en numerosos países pobres.

    Toda una red que asfixia a la economía mundial, cuya secuela inmediata levanta las quejas aún en aquellas sociedades en que el bienestar refleja el diario vivir. Nos referimos a la inflación que golpea directamente el poder adquisitivo y que conduce a la recesión, pues en la medida en que disminuye el dinamismo del mercado pierde velocidad y ritmo la economía con destrucción de empleo y mayor escasez en oportunidades de trabajo.

    El círculo vicioso de inflación y recesión se halla en el horizonte cercano con el riesgo de echar mano nuevamente al financiamiento externo e interno para tapar huecos cada vez más grandes, aunque presenten los recursos como concesionales, siempre con agregado de muy favorables para el país. ¡Atento!