Una, aunque son muchas, pregunta del millón. ¿La entrega del documento nacional de identidad en San Pedro Sula se hará vía aérea, entrega normal o con aglomeración de personas, como ya ocurrió? Hasta la pregunta es necia, pero no tanto, ya que en el Registro Nacional de las Personas en su proyecto especial de nuevas cédulas llevan meses haciendo ¿qué?
Lo último es que andan buscando lugares de entrega, aunque ya han trascendido unos. Para tranquilidad, la “entrega será domiciliaria”. Hay fecha fija para que la “viejita” sea guardada como recuerdo y la nueva salga a caminar, quiera o no. El caso es que por muchas que sean las fotografías con documento en mano que aparecen en las redes sociales y por alta que sea la cifra de entregas, en San Pedro Sulas y otras ciudades apenas comienza a llegar el “olorcillo”.
Y no es cuestión de carencia de estrategia, pues ante el primer gran fracaso, el personal se recetó más de un mes para ordenar la documentación por lugares de entrega, que en un lirismo de ilusión la promesa llegó a señalar “el lugar cercano al domicilio” de cada uno de los hondureños. Dirán que faltan aún dos meses, pero ¿alcanza el presupuesto?
La exigencia de la vacuna contra el covid es natural y comprensible, pues el contacto con las personas, sanas o portadoras del virus, ubican a los miembros del proyecto en grave riesgo.
Salió a la luz pública el asunto de los recursos, el pago puntual de salarios, y aquí es donde se halla el quid de la cuestión que condicionará el número de empleados; pero, sobre todo, los centros de distribución, que ojalá no sea calco de lo anterior, tres grandes espacios para toda la ciudad.
Desde el Consejo Nacional Electoral escuchamos la alerta de que será efectiva, pero que depositar el voto en la urna no es tan importante y necesario como el respaldo oficial de la identidad de los ciudadanos en los quehaceres cotidianos.
La polémica sigue servida, y aunque la palestra sea dominada por otros asuntos, también de gravedad, lo del nuevo documento de identidad debiera ser prioridad, y si los diputados no estuviesen todavía en declaratoria de grave emergencia ya hubieran pedido explicaciones, en sesión ordinaria o extraordinaria, por el atraso en la distribución del documento personal.